Leer: Lucas
6:27-36 | La Biblia en un año: Colosenses 3 | Cuando terminó la Guerra Civil
Norteamericana, los soldados de la Unión estaban parados a ambos lados de un
camino por donde marcharían los soldados derrotados de la Confederación. Una
palabra equivocada o una actitud beligerante podían convertir la largamente
anhelada paz en una matanza. En un acto tanto notable como conmovedor, ¡un
oficial de la Unión ordenó a su tropa saludar al enemigo! Ni burlas ni
insultos; solo armas en alto en señal de respeto.
Las
palabras de Jesús sobre el perdón, en Lucas 6, ayudaron a entender la
diferencia entre las personas perdonadas por gracia y las impías. Los
perdonados deben distinguirse de los demás, haciendo lo que se considera
imposible: perdonar y amar a sus enemigos. Jesús dijo: «Sed, pues,
misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso» (v. 36).
Imagina el
impacto sobre nuestros compañeros de trabajo y nuestros parientes si
abrazáramos este principio. La gracia de Cristo reflejada en nosotros tiene un
poder sorprendente. La Biblia nos lo muestra en el abrazo de Esaú a su hermano
(Génesis 33:4), en el arrepentimiento de Zaqueo (Lucas 19:1-10) y en el padre
que corre a saludar a su hijo perdido (Lucas 15).
Por la
gracia de Cristo, terminemos hoy con la amargura y las peleas con nuestros
enemigos.
Señor, ayúdame a
perdonar.
Casi siempre, el enojo se desvanece frente a la gracia.
NUESTRO PAN
DIARIO
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