Hace
algunos días asistí a una conferencia de mujeres, una sierva de Dios nos
testificaba que hace algunos años su hija vivía un matrimonio en el cual sufría
maltrato físico severo, en una última
ocasión ella y su esposo la rescataron en un albergue, en días pasados había
tenido que ser hospitalizada por una
paliza, al darle de alta quiso esconderse del abusador.
Ella se
estaba recuperando en casa de sus padres de lo más bien, de pronto un día
desapareció…sin dejar ni una nota…nada. Esta sierva y su esposo vivieron meses
de angustia, cuando escuchaban en las noticias algún cuerpo de una mujer que
había sido hallado…temblaban…nadie sabía nada de ella, sus padres ya ni siquiera pensaban que regresara con
ellos…sólo querían saber que estaba bien.
Oraban que su hija estuviera sana y salva y
que Dios le tocara su corazón para que les hiciera una llamada. Pasaron 9
meses, Dios hablo al corazón de esta sierva para que empezar a orar por la
salvación de su yerno…no era algo fácil,
no lo quería ni ver, estoy segura que así mismo reaccionamos nosotros
cuando alguien nos lastima… Coraje, indignación, no queremos ni mencionar el
nombre y ojalá que no pase junto a nosotros… ¿no es así?, ¿se ha resuelto tu
situación o te has sentido con paz que sobrepasa todo entendimiento?
(Filipenses
4:7).La respuesta es NO y en lugar de empezamos a tomar cargas.
Te cuento
que esta sierva obedeció a lo que Dios le mando en su corazón, empezó a orar
por la salvación de su yerno y que Dios la despojará de todo sentimiento que no
fuera amor y misericordia, ¡pasaron unos días y su hija se puso en contacto con
ellos! a los pocos días regreso con sus padres y dejó definitivamente a su
abusador.
Este
testimonio es una gran enseñanza de perdón y misericordia, ahora yo te reto a
hacer algo adicional, empieza a
orar e interceder para que no sean tomadas en cuenta los daños causados
a tu persona… que la voluntad perfecta de Dios sea hecha en su vida y por su salvación
,estoy segura que después de esto si experimentarás :
Esa paz de
Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras
mentes en Cristo Jesús. Filipenses 4:7
Sé libre de
la falta de perdón y recupera tu paz en Cristo que esto querido hermano, al
menos yo no lo cambio por nada ni nadie.
Deseo que
sea de gran bendición para tu vida.
Por Betty Valdés.
REFLEXIONES CRISTIANAS
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