Marcos
11.20-24 | En el pasaje de hoy, Jesús conecta la oración y la fe. Sabemos por
otros pasajes de la Biblia que, a menos que nuestras oraciones estén acompañas
de fe, no debemos esperar recibir nada del Señor (Stg 1.6, 7). Pero, ¿cuál es
la base de nuestra fe? ¿Hemos de creer que Dios nos dará cualquier cosa que
pidamos?
Jesús comenzó
diciendo: “Tened fe en Dios” (Mr 11.22). La confianza en el Señor es la base de
la oración. Si nuestras peticiones no concuerdan con sus enseñanzas, no debemos
esperar una respuesta favorable. Tampoco debemos esperar recibir si el motivo
es nuestro propio deleite (Stg 4.3). Como lo demuestra la oración de Jesús en
el huerto de Getsemaní, la confianza verdadera en Dios dice: “Pero no se haga
mi voluntad, sino la tuya” (Lc 22.42).
Primera de
Juan 5.14, 15 nos dice que podemos contar con que Dios responderá las
peticiones que sean conformes a su voluntad. Por tanto, nuestras oraciones
deben estar ancladas a la Biblia ya que sin ella no conocemos la voluntad de
Dios. Pero a medida que llenamos nuestra mente de la Palabra de Dios, nuestros
deseos y peticiones comienzan a alinearse con su voluntad. Cuando sea así,
podremos esperar recibir lo que pidamos. Y en los casos que no estemos seguros
de su voluntad, el Espíritu intercederá por nosotros (Ro 8.27). Incluso los
obstáculos en nuestra vida no son un problema para el Señor. Nada en armonía
con su propósito será imposible para nosotros.
Dios no
hace oídos sordos a las súplicas de sus hijos. Como un Padre celestial amoroso,
Él protege, provee, guía y cuida de nosotros. Y ha demostrado su amor al enviar
a su Hijo. Sin duda, podemos confiarle todas nuestras otras
preocupaciones.
EN CONTACTO
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.