jueves, 29 de marzo de 2012

ASOMBROSA PACIENCIA DE DIOS


Lectura: Filipenses 1:12-26
"... de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado, y en esto me gozo..." Filipenses 1:18 
Un anciano predicador cuyo ministerio había ganado miles de personas para Cristo confesó que, muchas veces, su genuino amor al Señor estaba mezclado con egoísmo. Otro eficaz siervo cristiano expresó la misma inquietud y les pidió a algunas personas que oraran para que pudiera vencer el deseo de ser "el número uno" cuando predicaba en conferencias bíblicas. Yo también veo elementos de orgullo y de egocentrismo en mi vida. 
Como permanecemos en lo que Pablo llamó "este cuerpo de muerte" (Romanos 7:24), donde todavía mora el pecado, toda nuestra adoración y servicio al Señor se ven manchados por imperfecciones. Quizá por esta razón tiendo a ser comprensivo con los predicadores que el apóstol describió en Filipenses 1:15-17. Aunque la envidia, la codicia y el orgullo estropearon el ministerio de aquellos hombres, Pablo daba gracias porque Cristo era proclamado. No lo habría hecho si los predicadores hubiesen sido hipócritas o falsos maestros. 
Todo nuestro servicio a Cristo se ve de alguna manera afectado por las tendencias pecaminosas que permanecen en nosotros. William Beverage escribió: "No puedo orar sin pecar; no puedo predicar sin pecar [...]. Mi propio arrepentimiento exige retractación; y las lágrimas que derramo necesitan lavarse en la sangre de Cristo". 
¡Alabado sea Dios por Su amor y paciencia asombrosos! 
Reflexión: Nuestro pecado es grande. La gracia de Dios es mayor. 

Fuentes: Nuestro Pan Diario. org

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