Este pasaje
nos presenta otra manera de pensar en las tentaciones que afrontamos. La
palabra aquí traducida “pruebas” es la misma palabra traducida “tentación” en 1
Corintios 10:13 (citado anteriormente). Dios no solo nos protege de tentaciones
que no podemos soportar; Él también usa esas tentaciones para ayudarnos a
madurar.
A todos nos
gustaría poder decir que no nos falta nada, que somos perfectos y estamos
completos. Nos gustaría oír al Señor decir que no falta nada en nuestra vida.
Pero solo podemos llegar a esa condición a través del dolor. No podemos ser
maduros sin cultivar la paciencia y no podemos cultivar la paciencia sin pasar
por situaciones difíciles que prueban nuestra fe. Por eso Santiago dice que
debe tener por sumo gozo cuando se halle en diversas pruebas, cuando afronte
tentaciones y pruebas de su fe. Usted es fortalecido en esas pruebas al
desarrollar resistencia espiritual.
Si quiere ser físicamente más fuerte, ¿qué
hace usted? Se somete a experiencias dolorosas. Va al gimnasio y trabaja y
trabaja, ya sea levantando pesas, corriendo en la pista o dedicando tiempo a
caminar. Usted hace todo lo que puede por fortalecer su cuerpo, y usted sabe
que en esto está implícito el dolor pero usted ha decidido que vale la pena
soportar el dolor por la meta que se quiere alcanzar. A fin de fortalecerse,
usted tiene que ser capaz de soportar algún dolor y perseverar a pesar de ese
dolor. Es fácil comenzar pero es difícil permanecer con él.
Lo mismo puede decirse si quiere fortalecerse
espiritualmente. Nunca llegará a madurar espiritualmente a menos que desarrolle
paciencia y solo puede desarrollar paciencia cuando persevera en la fe a través
de experiencias dolorosas. Algunos oran: “Señor, quiero ser fuerte para ti.
Quiero ser valiente y audaz. Quiero crecer, llegar a la madurez, a estar
completo en mi fe”. Si ora de esa manera, prepárese bien, ya que la respuesta a
esa oración va a ser dolorosa. La única manera que Dios puede responder a esa
oración es probando su fe llevándolo hasta el límite, empujándolo más allá de
su ámbito natural y llevándolo por momentos difíciles.
Si quiere
eso para su vida, si usted desea ser todo lo que Dios quiere que sea para su
gloria, entonces usted no solo apretará los dientes y soportará la prueba. La
tendrá como motivo de gozo, como dice Santiago. ¿Cómo puede hacer eso? Usted
mira más allá de la prueba, más allá del dolor, a sus efectos. Usted mira al
propósito de ese tiempo de prueba en su vida, la meta de la madurez espiritual.
Ahí está la fuente del gozo. En la medida en que se fortalece, será menos
probable que ceda ante la tentación y menos probable que titubee en su fe. ¿No
desea eso? Si es así bienvenidas esas pruebas que lo harán más fuerte.
Extraído del libro, “El corazón de la Biblia”
escrito por el Pastor John MacArthur y publicado por Editorial Portavoz.
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