lunes, 6 de octubre de 2014

Ayudante fiel


LEA: Jeremías 20:7-13 | Cuando era niño, mi padre tenía que arrojar desechos a los cerdos hambrientos en la granja donde se crió. Odiaba ese trabajo porque los puercos lo hacían caer cuando entraba en el corral. La tarea habría sido imposible si no hubiese sido por un fiel ayudante que lo acompañaba: una perra ovejero alemán llamada Sugarbear. Ella se ponía entre mi padre y los cerdos, y mantenía los animales alejados hasta que él terminaba su trabajo.

 El profeta Jeremías tuvo el difícil trabajo de proclamar el mensaje de Dios a los israelitas. Como consecuencia, experimentó abuso físico, ataques verbales, arrestos y aislamiento. Aunque el profeta luchaba contra un profundo desánimo, tuvo un Ayudador que lo acompañó en todos sus padecimientos. Dios le prometió: «… yo estoy contigo […], para librarte» (Jeremías 1:19).

Dios no abandonó a Jeremías, ni tampoco lo hará con nosotros. Disponemos de su ayuda constante mediante el poder del Espíritu que vive en cada creyente (Juan 14:16-17). El Ayudador nos da esperanza (Romanos 15:13), nos guía a la verdad espiritual (Juan 16:13) y derrama el amor de Dios en nuestro corazón (Romanos 5:5). Podemos confiar en que el Señor nos ayudará a soportar las dificultades, y decir con Jeremías: «… el Señor está conmigo como poderoso gigante… (Jeremías 20:11).

Nuestra mayor esperanza aquí abajo es la ayuda de Dios desde lo alto.


Nuestro Pan Diario

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