martes, 7 de abril de 2015

EL MISTERIO REVELADO


 La principal audiencia de Juan para su evangelio era la cultura griega. Es por eso que de inmediato identificó a Jesús como “el Verbo”, en referencia al término griego logos. Los griegos habían estado examinando el concepto logos desde hace siglos, una idea que expresaba sabiduría, conocimiento, razón, el significado de la vida y la filosofía de la existencia humana.


Ahora Juan los desafiaba: “¿De verdad quieren saber cuál es el significado de la vida, para entender todo propósito humano en esta tierra? El logos que ustedes buscan se encuentra en la Palabra literal de Dios- Su Hijo: Jesús. ¡Cristo es el logos del cual todo el mundo tiene hambre! Ustedes buscan el conocimiento, pero logos –la vida y la sabiduría real y capaz de ser conocida- se expresan plenamente en Jesús”.

Cuando yo tenía unos doce años escuché a una periodista entrevistando a un residente de Teen Challenge [Desafío Juvenil]. Ella le preguntó: “¿Qué es lo diferente en este programa? ¿Qué te ofrece que no encontrarías en un centro de tratamiento secular?”. El joven le respondió: “Recibimos el Espíritu Santo por la mañana, a Jesús en la tarde, y al Padre en la noche”. Esa respuesta hoy en día puede sonar trillada, pero no fue así hace cuarenta años. Recuerdo el entusiasmo del joven mientras le decía a la reportera: “Teen Challenge es todo acerca de Dios, Sólo Él pudo liberarme de esta manera. Sólo Él pudo darme propósito y esperanza y hacerme feliz. ¡Señora, esto es real!”

Esa es la misma palabra que Juan usa para describir a Jesús a los griegos: real. “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo” (Juan 1:9). Del griego, Juan usa la palabra “alethinos”, que significa “real”. Los griegos pensaban que “logos” era imposible de conocer, pero Juan les dijo: “Dios no se está escondiendo. Él vino a la tierra para vivir entre nosotros. ¡El misterio de Dios se ha revelado en Jesús!”

¿Cómo se revela exactamente este misterio? Jesús elige a darse a conocer al mundo a través de Su pueblo. Cuando Juan dice que Cristo viene a morar en nosotros, el verbo que usa significa “tabernáculo”. Jesús “hace su tabernáculo” en nosotros, tal como Dios lo hizo en el Antiguo Testamento: Su gloria descendiendo del cielo para habitar en medio de Su pueblo. Él decide hacer Su hogar en nosotros, haciéndonos -tanto a individuos como a congregaciones- la morada de Su gloria.


Esta fue una verdad central para mi padre, David Wilkerson, quien a menudo decía: “Yo no quiero una visitación de Dios. Quiero que habite en nosotros”. Esa verdad vino directamente de Juan, quien dijo a los griegos: “El logos es más que información, más que asentimiento mental a una idea. ¡Es Dios mismo viniendo a habitar dentro de nosotros!”


Posted by World Challenge

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