
En las
últimas fechas, los yasidíes han sido noticia por la brutal persecución que
sufren a manos del Estado Islámico en el norte de Irak.
El carácter
misterioso y esotérico de esta religión minoritaria –cuyo origen se remonta al
año 2000 a.C. y que cuenta con cerca de 700.000 miembros (la mayoría en Irak)–
los ha convertido en el objeto frecuente de ataques de grupos radicales a lo
largo de la Historia.
Malak Taus,
el ángel caído que dirige a los arcángeles y a menudo está representado por un
pavo real en esta religión, es identificado de forma poco precisa por los
cristianos y musulmanes como Satanás o Lucifer («Portador de luz»), lo que ha
provocado la creencia popular de que los yasidíes son adoradores del Diablo.
No en vano,
la veneración hacia Malak Taus, que nació de la iluminación del ser supremo,
sigue siendo motivo de muchos interrogantes dada la personalidad rebelde,
orgullosa e incluso tiránica de este ángel.
Víctimas de
intermitentes brotes de violencia desde hace siglos, sobre todo a manos de los
otomanos, los yasidíes vieron por fin reconocido el derecho a practicar su
culto en la constitución iraquí de 2005. La comunidad yazidí dispone de tres
diputados, de los 275 escaños de la Asamblea nacional iraquí, elegidos en la
lista kurda, y de dos escaños sobre los 111 del Parlamento autónomo kurdo.
La
irrupción del Estado Islámico en la zona, sin embargo, ha vuelto a recrudecer
el acoso contra un grupo religioso del que se desconocen la mayoría de
cuestiones. Así, dado que en esta religión de mayoría kurda no se puede
ingresar si no se ha nacido en su seno, la mayoría de detalles que han llegado
a Occidente se basan en fabulaciones como ocurre en el caso de la adoración al
Diablo.
Malak Tawus
se negó a someterse a Adán
La creencia
fundamental del Yazidismo narra que su ser supremo, Yasda, envió a siete
arcángeles a cuidar de la tierra y puso al mando a su favorito, Malak Tawus,
también llamado «el Ángel Pavo Real», que fue creado el primero a partir de la
propia iluminación divina.

Dado que
Yasda es una fuerza inactiva, las tareas de guardar la tierra y sus criaturas
recayeron en estos arcángeles. Pero, cuando este dios reclamó a los siete
arcángeles que le trajeran polvo de la tierra para crear al primer ser humano,
Adán, y ordenó a Malak que lo protegiera a toda costa, éste contestó
enfurecido: «¡Cómo puedo someterme a otro ser! Soy de tu iluminación, mientras
que Adán está hecho del polvo».
La negativa
de Malak Tawus a ponerse al servicio de los seres humanos provocó la furia
divina y le condenó al infierno.
El ángel
caído –identificado por los cristianos y musulmanes como el Diablo, Lucifer o
Satanás– consiguió apagar el infierno con las lágrimas acumuladas durante 7000
años, granjeándose el respeto de los yasidíes que, según la teoría más
aceptada, no veneran a Malak Tawus por amor hacia él, sino con el objetivo de
que alcance algún día el perdón de Yasda y se acuerde entonces de quienes le
ayudaron a conseguir este propósito.
Así, «el
Ángel Pavo Real», que en el Cristianismo primitivo era un símbolo de
inmortalidad porque se considera que su carne aguanta más tiempo sin
descomponerse, se convirtió con su acto de desobediencia en el álter ego de
Dios, inseparable de él, y protagonista de los cinco rezos diarios. Su
vinculación directa con el Diablo deriva del otro nombre que recibe este
ángel,Shaytan, que es la palabra árabe para designar a Satanás, lo que ha
provocado que se etiquete erróneamente a los yazidíes como «adoradores del
Diablo», tal y como lo entienden los musulmanes y los cristianos.
No
obstante, la palabra «Taus» se deriva, muy probablemente, del griego y se
relaciona con las palabras Zeus y Theos, aludiendo al significado de Dios. De
esta forma, Melek Taus sería traducido como el «Ángel de Dios».
La
principal razón del hermetismo en las comunidades yasidíes, achacado en parte
al carácter oral de sus narraciones, nace de la imposibilidad de ingresar sin
tener lazos sanguíneos dentro de ellas. La conversión a otra religión es algo
poco habitual, así como su salida de la comunidad, puesto que los yasidíes
creen que el alma atraviesa distintas formas humanas–transmigración– y que la
purificación gradual se hace posible con el renacimiento constante dentro de su
entorno social.
A falta de
un infierno, lo peor que le puede ocurrir a un integrante de esta religión es
la expulsión de su comunidad, por cuanto esto significa que el alma no podrá
nunca progresar.
Otra de las
diferencias respecto a las principales religiones monoteístas está en la fecha
del año nuevo yazidí, en primavera, poco después del equinoccio.
En lo
referido al papel de las mujeres, los yasidíes no tienen ceremonia de
matrimonio religioso por lo que la tradición es secuestrar, de forma teatral, a
la novia de la casa familiar y retenerla durante un breve tiempo antes de hacer
un arreglo de dote. Se acepta el divorcio, y el adulterio femenino es
consentido, siempre y cuando sea aprobado por el marido. Por otro lado, los
varones pueden beber alcohol, y el cerdo no está vetado como en el Islam.
Remotas
raíces en el Imperio persa
El origen
de esta religión se remonta al año 2000 a.C, con una importante influencia de
las tradiciones de la antigua Persia, en particular el zoroastrismo de los
siglos VII al IV a.C.
Durante la
Edad Media, el Yazidismo emergió en su forma definitiva en una zona a caballo
entre el actual Irak y Turquíacomo una religión empapada por el islam sufí
traído a la región por el jeque Adi ibn Musafir, fallecido en 1162.
El maestro
sufí Adi ibn Musafir, un descendiente de la dinastía de califas Omeya, fue
considerado una especie de profeta y un avatar de Melek Taus.
Suya es la
autoría de los dos libros sagrados, escritos en kurdo, de esta religión: el
libro «al-Yalwa»y el «Mishar Rash» (El Libro Negro).
Adi ibn
Musafir es autor de los dos libros sagrados, escritor en kurdo
En el
contexto de las luchas del Imperio Otomano contra los kurdos, quienes durante
mucho tiempo asumieron el Yazidismo como religión oficial, esta comunidad
sufrió el acoso religioso y la estigmatización social de estar considerados
adoradores de Satanás. En parte por ello, desde la segunda mitad del siglo XX
los yasidíes iraquíes han emigrado hacia diferentes países de Asia y de Europa,
conformando una comunidad numerosa, sobre todo en Alemania, pero también en
Armenia, Georgia,Rusia, Ucrania, Francia y Bélgica.
Hoy, el
Estado Islámico, que declaró el califato a finales de julio de 2014, ha
recogido esta actitud de intolerancia histórica contra el Yazidismo, y en
general contra las religiones minoritarias de la zona, por considerarlo un
culto de infieles.
(ABC.es)
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