BY RICK
WARREN —Algunos de ustedes están estancados, y están fríos, oscuro y solitario.
Algunos están en carrera, y es inseguro y asusta, y no tienen idea de hacia
dónde van o cuánto tiempo les tomará el viaje. Y algunos de ustedes están en la
refinería, bajo presión.
No importa
en qué lugar te encuentres en tu camino hacia tu milagro, aquí hay algunas
cosas que debes recordar:
Dios es
todo lo que necesitas.
No
necesitas al gobierno, ni siquiera un trabajo. Si Dios quiere, puede mandar
cuervos que te arrojen comida como su medio para proveer. Si él apaga una
posibilidad laboral, puede encender otra así de fácil. No confíes en tu cuenta
de banco, que cambia diariamente. Dios es todo lo que necesitas.
Donde Dios
guía, Dios provee.
Si Dios te
dice que vayas a Sarepta, ¡ve ya! Cuando Dios te da dirección, Él provee lo que
necesites para llegar allá.
Debes
confiar en Él un día a la vez.
¿Por qué?
Porque algo como la recesión no vendrá sobre ti de golpe, sino un día a la vez.
Dios
promete usar tu fe como bisagra.
Dios quiere
que dé un paso, entonces te mostrará el
próximo paso. Da ese paso de fe. Tal vez no parezca lógico, pero haces lo que Dios
dice porque el camino de Dios es siempre el mejor.
La Biblia
dice, “Mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas
riquezas que tiene en Cristo Jesús.” (Filipenses4:19 NVI).
El primer
paso de fe es pedirle a Jesús que tome el control de tu vida. Si nunca lo has
hecho, entonces ora esta oración.
¿Conoces a
Jesús? Si la respuesta es no, necesitas conocerlo ahora mismo.
“Querido
Dios, gracias por amarme y por querer evitar que dependa de otras cosas en
lugar que de ti. Perdóname por las veces que dependí de mi trabajo o de otras
personas en lugar que de ti. Gracias por que no me olvidaste. Señor, los días
por delante quizás asusten un poco, pero ahora comprendo que el camino hacia el
milagro atraviesa territorio incómodo. Ahora entiendo que la fuente de un
milagro es inesperada, así que no debo tratar de descifrarla. Sólo debo
confiar en ti.
Cuando me
digas qué hacer, aunque no tenga sentido, aun así hare lo que quieres que haga.
Ayúdame a recordar que tú eres todo lo que necesito. Y que cuando tú guías, tú
provees. Quiero aprender a confiar en ti un día a la vez. Quiero seguir tu
camino, no mi camino. Quiero seguirte, y te pido que me salves y vengas a mi
vida. Reclamo tu promesa que si confío en ti, tú te harás cargo de mis
necesidades. Oro esto en el nombre de Jesús. Amén”.
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