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Hebreos 12.1-3 | Nadie se despierta en la mañana de un maratón, y decide de
repente: ¡Creo que voy a participar en esa carrera! Las competencias de larga
distancia requieren mucho entrenamiento. El corredor de maratón pasa meses
preparándose.
Se levanta
temprano y corre hasta el agotamiento físico y mental. Cuida de lo que come,
duerme suficiente y corre con regularidad. El principal objetivo de todo este
entrenamiento es desarrollar aguante. Aunque no es fácil, la disciplina es
esencial para correr un maratón de 42 kilómetros.
Puesto que
la Biblia compara a la vida cristiana con una carrera, podemos asumir también
que el aguante es esencial para nuestro éxito. ¿Qué es lo que crea aguante
espiritual? El apóstol Santiago señala que enfrentar pruebas nos fortalece. De
hecho, en Santiago 1.2, 3 (NVI), nos dice incluso que debemos recibir con
agrado las dificultades porque “la prueba de su fe produce constancia” o
aguante.
Santiago
está hablando de la fuerza interior que nos permite afrontar cualquier
dificultad sin abandonar la lucha. Un corredor necesita tal fuerza para una
carrera. Por eso, aunque el entrenamiento duele, él prepara su cuerpo para
poder llegar a la meta. Para los creyentes, el proceso es semejante, excepto
que nuestro entrenamiento viene por medio de las pruebas. Cuando enfrentamos
diferentes desafíos en el poder del Espíritu, Dios nos fortalece más y más.
¿Enfrenta usted
una situación difícil? Dios quiere que confíe en Él, y luego se haga la
siguiente pregunta: ¿Estoy dispuesto a someterme a este fuerte entrenamiento
hoy, para ganar la carrera mañana?
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