Salmo 66 | Las
huellas del Señor pueden detectarse a lo largo de la historia. A veces, su
actividad es dramáticamente evidente, como cuando separó las aguas del mar
Rojo, pero en otras ocasiones ella nos resulta imperceptible. Sin embargo, hay
bendiciones para quienes desarrollan el discernimiento espiritual para ver lo
que Dios está haciendo.
Las ideas
preconcebidas acerca de cómo trabaja el Señor pueden impedirnos percibir su
obra. Cuando Él responde nuestras oraciones, nos regocijamos y reconocemos
fácilmente su intervención a favor nuestro. Pero, ¿qué pasa cuando no nos da lo
que pedimos? Con frecuencia llegamos a la conclusión de que Él no está haciendo
nada. El salmista reconoció que el Señor obra de varias maneras, a veces dando
una gran liberación (Salmo 66.5, 6) y, otras, por medio de situaciones
dolorosas (Salmo 66.10-12).
Otro
problema que puede impedir que veamos la mano de Dios en nuestra vida es la
falta de atención. Las exigencias de un estilo de vida agitado claman por
nuestro tiempo y concentración, dejando poco espacio para momentos de quietud
en su presencia. Sin períodos de meditación y oración, nuestro sentido
espiritual se embota.
Pero quien
lee la Biblia con regularidad aprenderá a reconocer la actividad de Dios en su
vida, porque Él actúa siempre de acuerdo con su Palabra. Los ojos enfocados en
el Señor se abren a una nueva perspectiva. Su fe crecerá al comenzar a
discernir la actividad de Dios en su vida. El gozo y la emoción de ver su
participación en las cosas grandes y pequeñas, le motivará a alabarle y darle
gracias, incluso en los momentos difíciles.
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