miércoles, 28 de agosto de 2013

El imperio multimillonario de Edir Macedo, líder de la Iglesia Universal del Reino de Dios

 


RIES | Edir Macedo tiene 69 años y más de cinco millones de seguidores, cuyas donaciones durante los últimos 36 años lo convirtieron en multimillonario. En Brasil, donde nació y se crió, es una gran figura nacional, sujeto a docenas de investigaciones criminales. Lo cuenta Alex Cuadros en el medio económico argentino Apertura, en un artículo titulado “El millonario obispo creador de la Iglesia Universal del Reino de Dios”, que reproducimos a continuación, con algunas precisiones.

  Macedo es el fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), una denominación pentecostal (que los estudiosos encuadran como secta, y no como confesión evangélica) especializada en la teología de la prosperidad, que relaciona a la fe con el éxito financiero. Predica dos veces a la semana, en general, en dos ciudades distintas, y los sermones son fervientemente vistos en los sitios web de la secta, su página de Facebook y los equipos miniatura de TV que los taxistas brasileños tienen en sus tableros. A veces, realiza eventos al aire libre que reúnen a multitudes. En febrero, se dirigió a 5.000 de sus feligreses, en una de sus templos en Belo Horizonte. Alta, una cruz de acero y vidrio, iluminada por lámparas fluorescentes, ocupaba la mayor parte del techo, mientras que una pantalla tamaño cine lo hacía volar hasta los bancos de atrás.

 Caminó por el escenario, explicando la intersección entre Dios y el dinero. “¿Cuál es el mayor país del mundo, económicamente hablando? Los Estados Unidos. ¿Saben por qué? Porque, hace mucho tiempo –esto es historia, lo pueden buscar en Internet–, la colonización fue hecha por hombres que creían en la palabra de Dios. Y donaban”, dijo. “Por eso, se ve en el billete de dólar: ‘Confiamos en Dios’”. En la enseñanza de Macedo, el diezmo, o darle 10 por ciento del ingreso a la secta, es un mandato de Dios. El diezmo nunca fue parte de la tradición católica de Brasil y, para Macedo, eso explica muchos de los problemas del país.

 Ese día citó al profeta Malaquías, un favorito de los teólogos de la prosperidad, apuntando a 3,10, donde el Señor le promete al creyente que dona que Él le “volcará tantas bendiciones que no habrá lugar suficiente para almacenarlas”. Hombre de origen humilde, ofreció su propio éxito como prueba. “Nuestra cultura es retrógrada, mezquina, sin visión de futuro. Sólo ustedes pueden cambiar esto. El diezmo son ustedes en el altar de Dios, como Jesús fue el diezmo de Dios para la humanidad”.

 Silvio Luís Martins de Oliveira, fiscal en San Pablo, dice que las promesas de riqueza de Macedo significan fraude. En un caso de 2009, que ahora mismo está en juicio, acusa a Macedo y tres altos miembros de la secta de conspiración, lavado de dinero y transferencias internacionales sin declarar. En su demanda, alegó que la IURD enriquece a sus líderes mucho más que a los fieles.

 Su imperio mediático

 Macedo está orgulloso de su éxito. Pero transforma a las preguntas sobre su riqueza en preguntas del espíritu. Se negó a una entrevista personal; en un e-mail, escribe: “Desde el punto de vista de mi fe en Jesucristo, soy el hombre más rico del mundo”. Más allá de la semántica, prosperó. El Índice Bloomberg de Multimillonarios estima su riqueza en 1.200 millones de dólares, sólo por su propiedad de Rádio & Televisão Record. El canal de TV que le da nombre al holding produce lo estándar a nivel comercial: telenovelas (a veces bíblicas), reality shows con sexo y periodismo que se regodea con crímenes macabros. Record también maneja un canal de noticias, algunas estaciones de radio, tres diarios, una productora de películas e, incluso, un pequeño banco, además de unidades de cable y satélite dispersas por el mundo.
 Macedo compró Record, una red de TV agobiada por las deudas, en 1989, por 45 millones de dólares. La transacción llevó a una investigación de la agencia impositiva de Brasil, que descubrió que había usado préstamos libres de intereses de la IURD para fondearla y lo multó. Macedo dijo que había comprado Record en nombre de la secta para crear el primer canal de TV evangélico del país. El argumento no convenció y llevó a los fiscales a interponer una demanda en 1997, buscando sacar la licencia de transmisión de Record basado en que la Constitución de Brasil prohíbe que las instituciones religiosas posean radios o canales de TV.

 En un testimonio para ese caso, Macedo reconoció los préstamos, cambiando la táctica y diciendo que había adquirido Record para él. El caso se estiró más de una década, hasta que un juez federal, Leonel Ferreira, falló a favor de Macedo en 2011. Ferreira sostuvo que las transferencias de la secta a Macedo podían implicar que, lejos de ser los testaferros, él y sus segundos “controlan la iglesia absolutamente y la usan para su propio beneficio”. Pero, dice, eso está fuera de los límites del caso puntual.

 Record facturó 1.100 millones de dólares en 2011, de los que una gran porción vinieron de la IURD. La secta compra hasta seis horas de aire por día, casi siempre después de medianoche. Durante las horas más rentables de Record, la IURD pone sus sermones en otros canales. Sila Malafaia, uno de los tele-evangelistas más conocidos de Brasil, dice que solía comprar tiempo al precio de mercado existente en los ’90, hasta que, un día, el canal lo multiplicó por 10. “La iglesia le paga millones a Record, mucho más de lo que vale la programación”, dice Malafaia. Nadie divulgó cuánto vale hoy su convenio. Pero, en 1999, el entonces CEO de Record, Demerval Gonçalves, le dijo al diario Folha que la secta proveía el 15 por ciento de la facturación. También paga el brazo editorial para imprimir la mayoría de los 2,5 millones de copias de su periódico semanal.

 Douglas Tavolaro, el nuevo CEO de Record, dice que la meta de Macedo es hacer al canal el número uno en Brasil, rompiendo el dominio de Rede Globo, al que ve como una herramienta del establishment católico. Macedo, afirma, “piensa que Brasil sufrió durante décadas por este monopolio de medios”.

 La secta posee gran parte de su real estate pero no mantiene holdings de medios directos más allá de sus periódicos y sitios web. Documentos y registros oficiales de Brasil muestran que sus pastores de alto rango poseen 12 canales de TV locales, tres docenas de estaciones de radio y varias empresas privadas, que proveen a la IURD de seguridad, servicios de contabilidad e, incluso, seguros de salud. En un informe que integra el caso de 2009, se descubrió que, incluyendo Record, estas compañías recibieron hasta 1.900 millones de dólares de la secta entre marzo de 2002 y noviembre de 2003.

 Renato Parente, el número uno de Relaciones Públicas de la iglesia, se negó a comentar sobre los intereses empresariales del pastor, refiriéndose ampliamente a una detallada lista de preguntas como “mentiras”. Como prueba de la indiferencia de Macedo a las recompensas de este mundo, Parente dice que él nunca recibió salario o dividendos de Record.

 De las finanzas a la política

 
 
El éxito de Macedo se deriva no poco de un cambio generacional en cómo practican su religión los brasileños. En 1980, los cristianos evangélicos eran sólo 6,6 por ciento de la población de Brasil; en 2010, el 22, según el censo nacional. Son 42 millones de personas, la mayoría de clase pobre y trabajadora, un poderoso bloque de votos. Una alianza de congresistas evangélicos, varios de la secta de Macedo, le dieron su apoyo a la clase dirigente y, a cambio, influyen en temas como la regulación de los homosexuales.
 “Como tenemos este sistema raro de multipartidismo, a veces, uno tiene estos ‘partidos chantajeadores’, que se transforman en el peso que inclina la balanza”, dice David Fleischer, analista político de la 
Universidad de Brasilia. El sobrino de Macedo, Marcelo Crivella, exitoso cantante gospel y pastor de la IURD, es ministro de Pesca y Agricultura. El propio Macedo viaja con pasaporte diplomático, un beneficio antes reservado en Brasil para los cardenales católicos. Macedo se jacta de tener congregaciones en cerca de 200 países y está constantemente saltando entre ellas en la flota de aviones privados de la secta; en su biografía autorizada se lo describe volando en un Dassault Falcon que puede costar más de 20 millones de dólares. Sólo en Angola tiene medio millón de fieles.

 En los Estados Unidos ganó unos 60.000 seguidores, sobre todo entre inmigrantes de América latina, y la IURD es un anunciante regular en el canal de cable en español Telemundo. En 2007, la secta informó a la Justicia de Nueva York de que tenía una facturación anual de 50 millones de dólares en los Estados Unidos. En Brasil, los registros judiciales muestran que la IURD declaró donaciones de 750 millones de dólares en 2006. El libro de las memorias de Macedo, Nada que perder, terminó en 2012 como el libro de no ficción más vendido de Brasil. Eso es debido, en gran parte, al fervor de sus seguidores.

 Pero la IURD también le dio un impulso directo a sus ventas. En el lanzamiento oficial de los Estados Unidos, en febrero, la cola ocupaba varias cuadras desde la librería McNally Jackson, en el centro de Manhattan, y los periodistas de Record aseguraron que se vendieron 72.000 copias ese día. Según un empleado de McNally Jackson, la mayoría fueron adquiridos, al por mayor, por las ramas estadounidenses de la secta.

 Bajo investigación criminal

 Durante años, Macedo se enfrentó a más de 20 investigaciones criminales por acusaciones, desde calumnias hasta usar documentos falsos. Nunca fue condenado y sólo estuvo preso una vez, durante 11 días, en 1992, bajo cargos de fraude, charlatanería y curanderismo. Los cargos fueron desestimados por falta de evidencia, como la mayoría de los que fueron levantados en su contra. La Justicia, sin embargo, es lenta en Brasil: por lo menos, cinco casos excedieron el estatuto de limitaciones y fueron eliminados.

 La actual denuncia de lavado de dinero alega que, a principios de los ’90, los pastores comenzaron a entregar las donaciones de los fieles a los operadores del mercado cambiario negro, conocidos como doleiros, una fuente común para los brasileños que necesitan sacar fondos al exterior sin declarar. Dos de estos doleiros testificaron y describieron los billetes que recibieron como “arrugados, rasgados, pegados, sudorosos y garabateados”. Tras deducir su impuesto, depositaban el equivalente en dólares fuera de Brasil. Entre 1999 y 2005, alega el fiscal, movieron millones a través de cinco bancos de Nueva York, incluyendo JPMorgan Chase y HSBC.

 En años anteriores, asegura la querella, el efectivo solía viajar a dos sociedades que los líderes de la secta habían armado en paraísos offshore: Investholding, en Gran Caimán, y Cableinvest, en la isla de Jersey. Esas entidades, a cambio, le represtaron el dinero a los pastores en Brasil. En su querella criminal, Oliveira escribió: “Así es cómo el dinero donado por los seguidores de la Iglesia Universal del Reino de Dios… a través de una engañosa ingeniería fiscal, finalmente, se transforma en acciones en compañías de radio y TV”.
 
 La querella no dice cuánto dinero se desvió. Pero en 2007 un ex-pastor y concejal de Rio de Janeiro, Waldir Abrão, hizo una declaración jurada diciendo que era común que la secta informara de un 10 por ciento de sus ingresos a las autoridades. Seis días después, se cayó por el hueco de una escalera y murió. No hubo acusados. La IURD también encontró problemas legales en los Estados Unidos. El año pasado, un juez de Manhattan condenó a su tesorera de ese país, Regina DaSilva, por mentir en aplicaciones para tomar 22 millones de dólares en hipotecas en propiedad de la secta. Aunque ella no usó el dinero para su beneficio personal, alegó que los fieles habían votado para aprobar las hipotecas cuando, en realidad, no lo habían hecho. DaSilva se declaró culpable y recibió una probation.

 Macedo minimiza las acusaciones como una cruzada del establishment brasileño católico. En su biografía,compara su persecución con la sufrida por Jesús. Es una parte importante de su narrativa personal: la tapa de su biografía autorizada, O Bispo (escrita por Tavolaro), lo muestra leyendo la Biblia detrás de las reglas durante su breve prisión en 1992.

 Su perfil biográfico

 Nacido en 1945, Macedo era uno de siete chicos. No eran pobres para los estándares brasileños. Pero en su casa no había televisión o heladera y dejó el colegio a los 11, para trabajar en el bar de su padre. A los 16, consiguió un trabajo en la Lotería Estatal de Rio de Janeiro.

 Macedo dice que era el patito feo de su familia. Nacido prematuro, siempre fue bajo y flacucho, con una deformidad genética que dejó sus dedos largos y torcidos, casi como si fueran de alien. A veces, escribió, su padre le pegaba. Perdió su virginidad en un prostíbulo, a los 16, y salió a buscar flirteos, que describe sólo como “picantes, calientes, llenos de lascivia”. Pero no podía sacarse de encima una sensación perpetua de vacío. No encontró consuelo en el vago Umbanda practicado por su familia. Tenía 18 años cuando comenzó a ir a los servicios de un predicador canadiense, en una de las tantas iglesias pentecostales que surgían en Brasil. Macedo sintió una conexión inmediata. Se bautizó a sí mismo tres veces. Describe sentir al Espíritu Santo entrando en él; bailó, cantó y habló en lenguas.

 Conoció a su mujer, Ester, en la iglesia. A los 30, golpeado por el nacimiento de su segunda hija con labio leporino y paladar hendido, Macedo renunció a su trabajo para dedicarse full time a Jesús. Comenzó a acarrear un equipo de sonido a una plaza y, de a poco, consiguió seguidores. En 1977, alquiló un espacio en una vieja funeraria, creando la primera Iglesia Universal. Las personas lo llamaban el pastor bossa nova por sus gestos apasionados y su, entonces, voluminoso pelo. Para los ’80, estaba abriendo dos iglesias al mes en Brasil.

 Andrew Chesnut, profesor de la Universidad Virginia Commonwealth que estudió los movimientos pentecostales de Brasil, explica que Macedo introdujo una marca de educación de sentido común, que resonó con los brasileños pobres. “Hay muchas personas que sienten que fueron capaces de dar vuelta sus vidas y, con gusto, donan o dan el diezmo”, dice. Para otros, la presión puede ser ruinosa. En 2000, un fiel de Brooklyn donó casi 80.000 dólares en tres años, el 40 por ciento de sus ingresos netos en ese periodo. Terminó en bancarrota.

 Jorge Coelho da Cunha se convirtió en pastor de la IURD a mediados de los ’80. Desde su casa en Rio, donde tiene sus propias iglesias, dice que la determinación de Macedo por expandirse se transformó en una obsesión con facturación creciente. “Es una de esas personas que nunca están satisfechas con lo que Dios les dio”, señala. Como pastor líder en el Noreste, parte de su trabajo era cerrar las iglesias “no rentables”.

 Sacar el máximo dinero posible a sus adeptos

 
 
Dice que Macedo comenzó a ofrecerles bonos de hasta 100.000 dólares a los pastores que cumplían con las metas de facturación. Incluso regalaba autos como premios. “Ya no era sobre salvar a las personas y acercarlas a Dios”, dice Da Cunha. “Era sacar lo máximo posible de la gente”. Renunció hace una década y, ahora, está demandando para recobrar inversiones en radios que, afirma, fueron transferidas a actuales líderes de la secta sin su conocimiento, después de irse. Se niega a decir dónde obtuvo el dinero, en primer lugar.

 La agresiva recolección de fondos de la IURD es notoria desde hace tiempo en Brasil. Pero no tanto como en julio de 2005. Ese mes, João Batista Ramos da Silva, un pastor de alto rango en la secta, entonces cumpliendo su mandato como diputado nacional, estaba a bordo de uno de los aviones privados de la IURD en Brasilia cuando la Policía exigió registrar la aeronave. Encontró valijas con hasta 10 millones de reales (5 millones de dólares).

 Batista es, ahora, una de tres personas luchando con acusaciones de lavado de dinero y conspiración junto a Macedo. Como Macedo, Batista es un hombre diminuto. Tiene 69 años. Entrenado como economista, fue CEO de Record en los ’90 y, luego, presidente administrativo de la secta. Todavía es parte del círculo íntimo de la IURD. Sentado en una pequeña y vacía oficina que mantiene como concejal en un suburbio de San Pablo, ofrece una rara perspectiva del camino de Macedo de pastor a multimillonario.

 “La Iglesia Universal es como una compañía para las almas salvadas”, define. Describe a Macedo como su CEO. El secreto de la expansión es que Macedo les da grandes responsabilidades a sus lugartenientes, lo que le permite enfocarse en el panorama general. También es duro con la competencia. Después de comprar Radio Copacabana de Rio de Janeiro, en 1984 –el primer ladrillo de su imperio de medios–, el paso siguiente fue cancelar los programas de otros evangelistas.

 Un conglomerado empresarial que crece

 Más recientemente, en un video subido a la página web de la iglesia el año pasado, Macedo realizó un exorcismo público, canalizando un demonio que, dijo, trabajaba a través de un ex-pastor, Valdemiro Santiago, quien armó una denominación copiada: la Iglesia Mundial del Poder de Dios. Record lo siguió con una exposición de media hora sobre la riqueza personal del ex-pastor, supuestamente hecha con los diezmos de sus seguidores, y los fiscales abrieron una investigación por los dichos.

 En la pared de la oficina de Batista hay un certificado de su peregrinaje a Jerusalén, hace años. La experiencia lo inspiró a invertir en Monte Sinai Turismo, una agencia que lleva a los fieles de la IURD a Israel. De esta y otras compañías armadas por sus compañeros pastores, dice: “¿Por qué pagarle a la gente externa por algo que podemos armar?”. Batista es temperamental sobre los supuestos lujos de la iglesia. “En el siglo XXI, Jesús usaría zapatos de cuero fino”, asegura. “Tendría una camisa de seda francesa, quizá, o japonesa, con un traje de la mejor calidad, un Pierre Cardin o lo que fuera. Y viajaría en helicóptero o jet privado. Y todo esto, ¿para qué?”, pregunta. “Para predicar mejor la palabra de Dios”.

 El fiscal Oliveira argumenta que la IURD, Record y negocios afines son parte de un mismo holding, controlado por Macedo. La visión de Batista no es tan diferente, aunque podría agregar lo que llama el “escuadrón” de políticos de la secta. Y, para él, los retornos no son económicos, sino espirituales. Como prueba, señala el mayor proyecto de la IURD: una réplica del Templo Bíblico de Salomón, en San Pablo, hecho, en parte, con piedras importadas de Israel. Los cuatro pilares principales ya fueron levantados y cada uno es más alto que la icónica estatua del Cristo Redentor. El coste está proyectado en más de 150 millones de dólares.

 Incluso los asientos son caros: cada uno de los 10.000 del salón cuestan 1.100 dólares. “Si lo de Macedo fuera el dinero, ¿por qué invertir en este templo?”, pregunta Batista. “¿Por qué tirar el dinero?”. En una noche de miércoles en febrero, Macedo lidera los servicios en el edificio flagship, en San Pablo, y un gráfico de un proyecto masivo se reproduce en una pared, detrás de él. Ahora mismo, señala Macedo, necesitan ponerle el techo a ese templo. “Ni siquiera sé cuánto costará. Pero es mucho dinero”, dice. Así que los fieles forman fila para donar. Luego, caminan al otro lado del escenario y el obispo pone sus manos en sus cabezas. “Quiero que seas rico. No sólo dejes que el dinero sea tu maestro. Que, siempre, sea tu sirviente”.

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