lunes, 15 de noviembre de 2010

A QUE VAMOS A LA IGLESIA


En cierta ocasión la mamá de Santiago y de Juan se acerco a Jesús para solicitarle algo; parece ser que ella sabía o entendía que ese Jesús se iba a desarrollar un gran imperio o reinado y como tal ella estaba buscando el bienestar para sus hijos.
Mateo 20:
20 Entonces vino a Él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, adorándole y pidiéndole algo.
21 Y Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Concede que en tu reino se sienten estos mis dos hijos, el uno a tu mano derecha, y el otro a tu izquierda.
22 Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís: ¿Podéis beber la copa que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Ellos le dijeron: Podemos.
23 Y Él les dijo: A la verdad de mi copa beberéis, y seréis bautizados con el bautismo que yo soy bautizado, pero el sentaros a mi mano derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.
24 Y oyéndolo los diez, se indignaron contra los dos hermanos.
25 Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los príncipes de los gentiles se enseñorean sobre ellos, y los que son grandes ejercen sobre ellos autoridad.
26 Mas entre vosotros no será así, sino que el que quisiere ser grande entre vosotros, sea vuestro servidor,
27 y el que quisiere ser el primero entre vosotros, sea vuestro servidor;
28 así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

No podemos hablar mucho de esta señora, pero si podemos decirle que sus esposo había muerto y estaba pasando por una situación difícil; que decirle, el que traía los alimentos a la casa muere y su dos hijos estaban siguiendo a Jesús, preocupante la situación, vista desde el punto de vista humano.

Saben desde el punto de vista lógico pienso que estaba bien lo que ella estaba solicitando, pero también pienso, que la razón por la cual ella hacia la solicitud estaba equivocada.

Desde que Jesús inició su ministerio, muchas personas le seguían y aun hoy también le siguen, la razón son muchas, unos por los milagros, otros por los panes y los peces, y que decirle de aquellos que realmente necesitaban o necesitan un encuentro personal con Dios.

Hay una historia en el libro de Jonás, si mal no recuerdo en el capitulo 4, donde el Señor prepara en un día una calabacera para que Jonás puede acampar, pero al mismo tiempo al otro día prepara una gusano y seca la calabacera; o sea crece de la noche a la mañana y de la noche a la mañana también muere.

Queremos crecer de la noche a la mañana, y eso esta bien, pero al crecer a ese gran ritmo se van quedan muchos fundamentos bíblicos que debemos aprender y cuando un edificio se levanta sin fundamento a la postre tiende a caerse.

Muchos de nosotros queremos los beneficios de Job, los bienes de Job, la riqueza de Job; pero no queremos la enfermedad de Job, no queremos el desierto que tenia Job.
Que bueno es venir a comerme el manjar, sin saber o entender el sacrificio que costó ese manjar.

En la iglesia nadie desea ser soldado, nadie desea ir al frente de batalla; todos queremos ser coroneles, generales, encargado de un batallón, o sea todos queremos dar ordenes, pero no queremos recibir ordenes.

Debemos imitar a Jesús, el no vino a ser servido, sino para servir.

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