Leer: 2
Crónicas 20:1-13 | La Biblia en un año: Lucas 14:25-35 | En 1980, en la Maratón
de Boston, una mujer subió al metro. No tenía nada de raro, excepto por un
pequeño detalle: ¡se suponía que estaba corriendo la carrera!
Más tarde,
algunos la vieron volver a correr cuando faltaba menos de un kilómetro para la
llegada. Terminó delante de todas las otras mujeres y, extrañamente, ni
siquiera estaba cansada ni muy transpirada. Por un rato, pareció ser la
ganadora.
Hace mucho,
un pueblo que perdía una batalla encontró una manera más honrosa de ganar.
Cuando algunos mensajeros le dijeron al rey Josafat: «Contra ti viene una gran
multitud» (2 Crónicas 20:2-3), se aterrorizó; pero, en vez de recurrir a sus
habituales tácticas militares, buscó a Dios. Reconoció su supremacía, y le
confesó su miedo y confusión: «no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros
ojos» (v. 12). El resultado fue asombroso. Sus enemigos se pelearon entre sí
(vv. 22-24) y, al final: «el reino de Josafat tuvo paz, porque su Dios le dio
paz por todas partes» (v. 30).
La vida
puede tendernos una emboscada mediante desafíos asombrosos. Sin embargo, los
miedos e incertidumbres nos dan la oportunidad de recurrir a nuestro Dios
todopoderoso. Él se especializa en lo no convencional.
Señor, tú
no eres fuente de confusión y miedo,
sino de fortaleza y paz. Que tus
respuestas
asombrosas aplaquen nuestro pánico.
NUESTRO PAN DIARIO
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