Los cielos
cuentan la gloria de Dios. Salmo 19:1.
El hace
cosas grandes e incomprensibles,
y
maravillosas, sin número. Job 9:10.
Las cosas
invisibles de él, su eterno poder y deidad,
se hacen
claramente visibles desde la creación del mundo,
siendo
entendidas por medio de las cosas hechas. Romanos 1:20.
El
telescopio Hubble tomó vistas asombrosas de los confines del Universo. Estas
fotos muestran algo parecido a grandes nubes oscuras, debidas a la irradiación
de la hoguera nuclear de un puñado de estrellas recién nacidas. Se hallan a
siete mil años luz, es decir, a una distancia cuatrocientas cuarenta millones
de veces superior a la que separa la tierra del sol. ¡Qué vértigo!
«Estas
nuevas imágenes venidas del espacio me han verdaderamente trastornado», dijo
Edward Weiler, jefe del proyecto Hubble. La reacción de este científico nos
recuerda al profeta Isaías. Éste, hace más de veinticinco siglos, expresaba así
su admiración: “¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con
su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con
balanza?” (Isaías 40:12).
Sí, las
maravillas del Universo demuestran el poder y la gloria de su autor. Sin ir a
buscar en lejanas galaxias, basta admirar una sencilla flor para comprender
cuál es la obra del divino Hacedor. Ese gran Dios se reveló en la creación, por
eso cada uno es responsable de discernirle y rendirle honor. Pero él quiere
hacer más aún: quiere darse a conocer personalmente a cada hombre como el Dios
Salvador. ¿Conoce usted su gran salvación?
Fuentes: El
Versículo del Día
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