BY RICK
WARREN —Cuando tengas un conflicto en tu vida, enfócate en la reconciliación,
no en la resolución. Hay una gran diferencia en esas dos palabras.
Reconciliación significa el restablecimiento de la relación. Resolución
significa resolver todos los problemas.
Resolución,
probablemente no va a suceder, porque nunca vas a estar de acuerdo con esa
persona en algunas cosas. Nadie en este planeta está de acuerdo contigo en
todo, por lo que nunca vas a tener resolución en todos tus problemas.
¿Se puede
tener una relación de amor sin estar de acuerdo en todo? Por supuesto que
puedes. Si aprendes a estar en desacuerdo sin ser desagradable, eso se llama
sabiduría. Si aprendes a caminar mano a mano sin tener que ver ojo a ojo, eso
se llama sabiduría.
Una de las
mejores cosas que puedes hacer con tu vida es ser un constructor de puentes, no
un constructor de paredes. Te asemejas más a Jesucristo cuando aprendes a
reconciliarte con la gente. Eres más como Jesús cuando construyes puentes, no
muros. ¡Eso es exactamente lo que Jesús vino a hacer! Él es el gran
reconciliador. Dios envió a Jesús a la Tierra para reconciliarnos porque
estamos en conflicto con Dios.
Pero no se
puede hacer paz con otras personas hasta que hagas paz con Dios. Y tal vez eso
es parte del problema - que no estás en paz contigo mismo, porque no estás en
paz con Dios. Antes que nada tienes que hacer las paces con Dios. Solo así
conseguirás la paz de Dios.
Ese es el
punto de partida: Para conseguir la paz en tu corazón debes permitir que el
Príncipe de paz este en tu interior
¿Quieres orar
esto a Dios en tu Corazón?
"Dios,
tú conoces el conflicto en mi vida. Estoy cansado de él, quiero hacer la paz.
Quiero tener tu paz en mi vida, para poder ofrecerla a los demás. Así que
acepto tu paz hoy. Abro mi vida de la mejor manera que sé. Llena mi vida con
amor, sin ira, y con paciencia, alegría y paz. Ven y llena todas las áreas de
mi vida con tu paz, y ayúdame a ser un constructor de puentes y no un
constructor de paredes. Ayúdame a tomar la iniciativa y no esperar en otros.
Ayúdame a
encontrar el momento y el lugar y, después ayúdame a tener el valor de confesar
mi responsabilidad en el conflicto y ser humilde. En lugar de atacar a la otra
persona, ayúdame a atacar el problema. Ayúdame a considerar la perspectiva de
la otra persona. Ayúdame a decir la verdad, a solucionar el problema sin buscar
culpables y enfocarme en la reconciliación en lugar de resolver todos los
desacuerdos. Te lo pido en tu nombre. Amén”.
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