martes, 9 de junio de 2015

La Cruz del Medio


 Y él (Jesús), cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. Juan 19:17-18


Lea Lucas 23:13-25 Barrabás era un asesino peligroso, pero, cediendo al clamor de la multitud, Pilato lo dejó en libertad y crucificó a Jesús en su lugar.

Imaginémonos por un momento lo que pudo haber hecho Barrabás después de su liberación. Supongamos que se haya unido al movimiento de los que iban a la colina del Gólgota para asistir a la ejecución. Habría llegado ante las tres cruces y habría visto a los condenados. Conocía al de la izquierda y al de la derecha; eran malhechores como él. Pero el tercero no se parecía a ellos… Entonces se hubiera dado cuenta de que él, Barrabas, debería estar allá; esa cruz del medio estaba prevista para él…

La pregunta fundamental es: ¿Qué actitud tengo con respecto a Jesús, el que murió en mi lugar? Y esta pregunta es la misma para todos, pues en el fondo todos estamos en la misma situación que Barrabás. Quizá no seamos asesinos, pero somos culpables ante Dios y merecemos su juicio. Yo tendría que haber soportado la maldición del Dios justo, y su santo Hijo tomó mi lugar. Por causa mía, murió abandonado por todos, ¡y hasta por su Dios mismo


¿Podemos pasar indiferentes ante la cruz, o decir simplemente: «Todo eso está muy bien, pero no tengo nada que ver?». Esto significaría privarse voluntariamente del perdón divino y de la vida eterna. Aún hoy Dios nos invita a colocarnos ante la cruz del medio. Aquel que fue clavado allí murió por nosotros.

¡Él merece todo nuestro agradecimiento y adoración!


Por: La Buena Semilla y El Versículo del Día

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