miércoles, 23 de febrero de 2011

LEVANTATE Y ANDA


Hechos 3

1 Y Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración.
2 Y un hombre que era cojo desde el vientre de su madre, era traído; al cual ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.
3 Éste, como vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna.
4 Y Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos.
5 Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo.
6 Y Pedro le dijo: No tengo plata ni oro; mas lo que tengo te doy: En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
7 Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al instante fueron afirmados sus pies y tobillos;
8 y saltando, se puso en pie, y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.

Pedro siendo una persona impulsiva, inquieta, que no vacilaba para decir lo que pensaba, era como la chispa de los discípulos.

Este discípulos fue escogido para una misión muy importante; no importando que él cometió errores durante su discipulado, llegando al punto de negar a Jesús tres veces, él fue escogido para una misión.

Saben no importa los errores que hayamos cometido, Dios nos tiene un lugar especial en su plan; nosotros todavía estamos en los planes de Dios a pesar de nuestros errores.

Pedro era del grupo más cercano a Jesús, a él se le dijo que se le “entregaba la llave del cielo”

Mateo 16:
18 Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el poder de la muerte podrá vencerla.
19 Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que tú ates aquí en la tierra, también quedará atado en el cielo, y lo que tú desates aquí en la tierra, también quedará desatado en el cielo.

No nos sorprende leer a Pedro predicando en el día del Pentecostés su primer mensaje; pues a él se le entregó la llave del cielo y él era el que tenia que abrir, se convirtieron como tres mil personas.

Ahora vemos a Pedro y a Juan camino a la iglesia la Hermosa encontrándose con un cojo de nacimiento; pienso que al darle la llave del cielo, también se le dio la llave para hacer milagros.

Hechos 5: 15 tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos.

Es por eso que, al cojo pedirle una limosna, Pedro y Juan lo miran fijamente y le dice: “No tengo plata ni oro; mas lo que tengo te doy: En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda”; y el cojo se uso en pie y anduvo.

Saben tal como un bebe que durante su proceso, comienza gateando o sino puede gatear se arrastra o se revuelca, hasta el punto que llega el momento que se para agarrado de una silla o de una pequeña mesa y desde ese lugar comienza a dar paso, hasta que camina; pero el niño lo hizo porque el tiempo para caminar había llegado, tiene que caminar.


Muchos de nosotros estamos como ese cojo, tirado en una esquina de la iglesia o sentado en el último asiento de atrás; otros tal vez se están haciendo el cojo para que alguien se conduela de ellos y los levanten, lo muevan, lo lleven al hombro.

Hace mucho tiempo que has estado cojo o paralítico, hace mucho tiempo que has estado haciéndote el cojo; pero hoy el Señor te esta mirando fijamente, hoy el Seٶor has puesto la mirada en ti, hoy el Señor esta llegando a tu situación y dice es tiempo ya; LEVANTATE Y ANDA, no te quede ahí tirado tiene que andar.

Félix Abreu

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