lunes, 14 de febrero de 2011

MUERO EN TU LUGAR



Se cuenta la historia de dos hermanos; uno borrachón, iba a los bares o club de diversión, bebedor, mujeriego, malo de verdad; el otro cristiano, iba a la iglesia, predicaba la Palabra, andaba con la Biblia y con Dios, hacia obra de caridad, ayudaba a su prójimo, era un hombre bueno.

Cuentan que un día, el hermano borrachón se encontraba en el club donde protagonizo una pelea, en la misma mato a puñalada a otro individuo, este toda la ropa ensangrentado y con el cuchillo en la mano salio de la escena.

La policía le seguía los pasos de cerca y este hombre malo al llegar a su caso encontró a su otro hermano con una vestidura limpia, impecable, la ropa que usualmente usaba para ir a la iglesia.

El mujeriego le contó lo que había hecho en el club, que había matado a puñalada a otro y que la policía lo perseguía para matarlo; sin pensarlo dos veces el cristiano le dijo a su hermano que se cambiaran la ropa y le diera el cuchillo y así lo hicieron.

El cristiano fue arrestado, fue condenado a muerte y murió en lugar de su hermano.

Nosotros merecíamos morir en cruz, merecíamos morir por nuestro; pero Dios por su gran amor, envió a su hijo a morir por cada unos de nosotros, por toda la humanidad.

Isaías 53: 7 Angustiado Él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.

Juan 3:

16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.
18 El que en Él cree, no es condenado, pero el que no cree, ya es condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

Demos gracia a Dios cada día por haber enviado a su hijo a morir en nuestro lugar.

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