viernes, 18 de febrero de 2011

TODAVIA NO HE PELEADO LA ULTIMA BATALLA


Saben la mujer del flujo no llego a la presencia de Jesus, hasta que no se le acobo todo el dinero que tenia. Eso pasa tambien en nuestra en nuestra vida o tal vez es como una responsabilidad que tenemos, de proveer, de salir adelante por nosotros mismo.

Lucas 8:
43 Y una mujer que tenía flujo de sangre hacía ya doce años, la cual había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada,
44 vino por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se estancó el flujo de su sangre.
45 Entonces Jesús dijo: ¿Quién me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que estaban con él: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién me ha tocado?
46 Y Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque sé que ha salido poder de mí.
47 Entonces, viendo la mujer que no se había ocultado, vino temblando, y postrándose delante de Él le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada.
48 Y Él le dijo: Hija, ten buen ánimo; tu fe te ha salvado; ve en paz.

Nosotros tendemos a caminar por nuestra propia fuerza, pero cuando se nos acaba nuestra fuerza, vamos con la fuerza del Señor.

Es como dice un coro, "si ha probado todo y todo te falla, prueba a Cristo".

El último recurso que le quedaba a esta mujer era Jesus; pierde todo lo que tiene; yo me imagino ver a esa mujer abriendose paso para llegar donde Jesus, pues era su última salida.

No se cuanta batalla tú has perdido, yo he perdido mucha; pero una cosa si yo se, es que TODAVIA NO HE PELEADO LA ULTIMA BATALLA.

Sabe, tú quizas esta luchando por tus hijos, por tu familiares, has tratado de convercerlo para que vengan a los pies del Señor; has tratado de cambiar a tu esposa o a tu esposo.

Es necesario que nos preparemos, tenemos que pelar la última batalla, pero recuerda la ULTIMA BATALLA no somos nosotros quien la peleamos es el Señor.

Para que El pelee la batalla por nosotros, nosotros debemos depositar nuestra confianza en El, nuestra voluntad, debemos dejar que sea El quien tome el contror de nuestra vida.

No trate de cambiara a nadie, deja que sea el Señor quien lo cambie.

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