Leer: 2 Corintios 5:11-21 | Tham Dashu
sentía que le faltaba algo en la vida. Entonces, empezó a ir a la iglesia; la
misma a la que asistía su hija. Pero nunca iban juntos. Tiempo atrás, él la
había ofendido, lo cual generó una brecha entre ambos. Por eso, Tham entraba
cuando comenzaban los cantos y se iba de inmediato al final de la reunión.
Los miembros de la iglesia le hablaron del
evangelio, pero Tham siempre rechazaba cortésmente la invitación a poner su fe
en Cristo. De todos modos, seguía yendo.
Un día, Tham se enfermó gravemente. Su hija
se animó y le escribió una carta, donde le decía cómo Cristo había cambiado su
vida, y que quería reconciliarse con él. Esa noche, Tham aceptó a Jesús como
Salvador, y la familia se reconcilió. A los pocos días, él murió y entró en la
presencia del Señor… en paz con Dios y con sus seres queridos.
El apóstol Pablo escribió que debemos
tratar de persuadir a las personas en cuanto a la verdad del amor y el perdón
de Dios (2 Corintios 5:11). Explicó que «el amor de Cristo nos constriñe» a
llevar a cabo su labor de reconciliación (v. 14).
Nuestra disposición a perdonar podría
ayudar a otros a entender que Dios desea reconciliarnos con Él (v. 19).
¿Dependerás de la fortaleza del Señor para mostrarles hoy que Dios nos ama?
Señor,
muéstrame si debo reconciliarme con alguien hoy.
Nuestra disposición a
reconciliarnos con otros muestra el corazón de Dios.
NUESTRO PAN DIARIO
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