sábado, 1 de marzo de 2014

Amanecer


 LEA: Éxodo 3:1-12 | Esta mañana hubo un amanecer espectacular, pero yo estaba demasiado ocupado para disfrutarlo y seguí con mis actividades. Hace unos instantes, pensé en ese amanecer y me di cuenta de que había perdido una oportunidad de adorar.

 En medio de las ocupaciones y tensiones que inundan nuestras jornadas, hay muestras de belleza por todas partes, atisbos de la bondad de Dios que encontramos aquí y allá a lo largo del camino. Son lugares en los muros del universo, a través de los cuales se refleja el cielo… si tan solo tomáramos un tiempo para detenernos y reflexionar en el amor de Dios hacia nosotros.

¿Qué habría pasado si Moisés solamente hubiese echado un vistazo rápido a la zarza que ardía, pero que «no se consumía» (Éxodo 3:2)? ¿Y si la ignoraba y seguía apurado haciendo otras cosas? (Imagínate… tenía que cuidar ovejas y cumplir con otros trabajos importantes). Si no se hubiera detenido, habría perdido la oportunidad de tener un encuentro grandioso y transformador con el Dios viviente (vv. 4-12).

A veces, tenemos que apurarnos, pero, en general, la vida debería ser menos acelerada y más contemplativa. La vida es el hoy; es ser consciente de la realidad. Es ver el amor de Dios allí donde se refleja; volver nuestra mirada hacia lo milagroso de espectáculos como un amanecer. Algo transitorio, pero al mismo tiempo simbólico de la eternidad que nos aguarda.

Señor, abre nuestros ojos para que podamos ver.


(Nuestro Pan Diario)

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