La
confianza es primordial en la relación que tiene el creyente con DIOS. De hecho
en ella se cimienta, pues la fe es confianza. Si el creyente confía en DIOS y
su Palabra todo estará bien. La Palabra misma le será salvación, salud,
sustento, escudo y plenitud. Pero, cuando la confianza en DIOS es mermada
entonces el creyente difícilmente encontrará descanso.
Aquellos
que confían en el Señor se mantendrán alegres (Salmos 5:11). Siendo que los que
confían entregan sus cargas a aquel que es Todopoderoso y que en el momento
preciso les dará la solución a aquello que era un problema.
Las
Escrituras son la verdad, la Palabra no puede ponerse en duda. Entonces cada
promesa dada por DIOS será realizada a los que lo creen. Si la Palabra de DIOS
declara que por nada debe estar afanado el creyente, sino que debe presentar su
petición al Altísimo para que Él le guarde y dé la respuesta correcta,
¿entonces para qué afanarse? Es mejor confiar en DIOS y la verdad. (Filipenses
4:6-7).
Si bien no
siempre el SEÑOR obrará en la vida del creyente de la manera que éste espera,
ello no debe ser motivo de desconfianza. Pues el Altísimo siempre tiene la
mejor respuesta para los suyos. Las experiencias amargas de la vida pudieran
ocasionar que uno deje de confiar en DIOS, no obstante todo aquello que
pudiéramos considerar una mala experiencia nuestro Señor le convertirá en
bendición.
Cuando tu
confianza en DIOS flaquee, recuerda todo el bien que te ha hecho y la manera
sobrenatural en la que ha actuado para ayudarte cuando más lo necesitas. No
olvides que Él tiene pensamientos de bien y no de mal para ti (Jeremías 29:11).
Confía en el SEÑOR,
Él siempre actuará
para tu bien.
Autor: Richy Esparza
Escrito para: Devocional Diario
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