Leer: Mateo
11:25-30 | La Biblia en un año: Gálatas 5 | Mientras
asistía a un concierto, mi mente se desvió a un asunto que me preocupaba y me
distraía. Felizmente, la distracción terminó pronto, cuando las palabras de un
hermoso himno comenzaron a penetrar profundamente en mi ser. Un grupo de
hombres cantó a capela un himno que hablaba de la paz de Dios para el alma del
creyente. Los ojos se me llenaron de lágrimas mientras escuchaba esas palabras
y contemplaba el pacífico reposo que solo Él puede dar.
Cuando
Jesús denunció a las ciudades que no se habían arrepentido y donde Él había
hecho la mayoría de sus milagros (Mateo 11:20-24), aun así, tuvo palabras de
consuelo para los que quisieran acudir a Él: «Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados […]; aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón;
y hallaréis descanso para vuestras almas» (vv. 28-29).
¡Qué
palabras tan sorprendentes! Inmediatamente después de sus enérgicas palabras a
aquellos que lo rechazaban, Jesús extendió una invitación a todos a ir a Él
para encontrar la paz que todos anhelamos. Jesucristo es el único que puede
calmar nuestras almas inquietas y cansadas.
Señor, vengo a ti
ahora con necesidad de descanso
para mi corazón.
Ayúdame a confiar en
ti y en tu amor.
Cuando mantenemos nuestra mente puesta en Jesús,
Él la mantiene en paz.
Fuente:
Nuestro Pan Diario
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