¿No es interesante que la afirmación de que
Satanás anda rondando como león rugiente, esté en un pasaje sobre los pensamientos
de ansiedad? La preocupación puede sentirse como un ataque: somos despedazados
interiormente por los temores, la frustración y el desaliento. La ansiedad es
un sentimiento atormentador, y el diablo la maneja muy bien.
No tenemos que vivir con ansiedad, porque
el Señor cierra la boca de los leones que amenazan a sus seguidores (Dn 6.22).
Pedro explicó cómo liberarnos de la ansiedad. Primero, humillándonos ante Dios.
Lo que causa la angustia es una sensación de impotencia en una situación dada,
y por eso la mejor respuesta es rendirse a Dios —someterse al Señor con la
confianza de que Él tiene el poder de controlar su vida. Debemos tener presente
que Dios siempre dispone las circunstancias para el bien de usted y la gloria
de Él (Ro 8.28).
Recuerde que la oración es una declaración
de dependencia. Cuando nos humillamos, estamos de rodillas ante Dios
todopoderoso. Nada es difícil para su poder, lo cual nos lleva al segundo paso:
expresar al Señor nuestros problemas y luego confiar en que Él se ocupará de ellos.
Él asume la responsabilidad de atender todas nuestras necesidades (Mt 6.31,
32). A usted le corresponde dar prioridad a Dios obedeciéndolo y viviendo de
manera justa (v. 33).
Y tercero, resistir a Satanás manteniéndose
firme en la fe. Es decir, no arranque esas preocupaciones de las manos de Dios
para angustiarse por ellas otra vez. Cuando los métodos del diablo le hagan
temblar de ansiedad, rechace su mentira y afirme que el Señor es suficiente
para manejar la situación.
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de
Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo, Humillaos, pues, bajo la
poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo. Echando toda
vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. 1 PEDRO 5.6, 7
Por: Charles Stanley
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.