Leer: 1 Tes. 5:9-28 | La Biblia en un año:
Ester 1–2 Hechos 5:1-21 | En el trabajo,
las palabras de ánimo son importantes. La manera en que los empleados se hablan
afecta la satisfacción del cliente, las ganancias de la empresa y el aprecio
entre colegas.
Según estudios, en los grupos laborales más
eficaces, sus miembros intercambian seis veces más afirmación que
desaprobación, desacuerdo o sarcasmo. Los equipos menos productivos suelen usar
al menos tres comentarios negativos por cada palabra amable.
Pablo conocía el valor de las palabras para
formar relaciones y lograr resultados. Antes de conocer a Cristo, sus palabras
y acciones aterrorizaban a los seguidores de Jesús. Pero, cuando escribió su
carta a los tesalonicenses, había aprendido a dar ánimo, gracias a la obra de
Dios en su corazón. Ahora, instaba a sus lectores a animarse unos a otros, y
les mostró cómo afirmar a los demás y reflejar el Espíritu de Cristo.
En el proceso, Pablo les recordó a sus
lectores de dónde proviene el ánimo. Para él, entregarnos en manos de Dios,
quien nos amó de tal manera que murió por nosotros, nos da razón para
consolarnos, perdonarnos, inspirarnos y desafiarnos con amor unos a otros (1
Tesalonicenses 5:10-11).
Pablo nos muestra que el ánimo es una forma
de ayudarnos a experimentar la paciencia y la bondad de Dios.
Padre,
que podamos mostrar a los demás tu misericordia y bondad.
¿Qué mejor
que esforzarnos por sacar lo mejor
los unos de los otros?
NUESTRO PAN DIARIO
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