En el Antiguo Testamento, donde no había agua, no había vida.
La gente moría durante las sequías. Del mismo modo, a menos que el agua viva
del Espíritu fluya en nosotros, nosotros y nuestras iglesias tendremos ausencia
de vida espiritual y poca vitalidad. Al igual que en el Desierto de Mojave, que
no haya agua equivale a que no haya vida, ni crecimiento, ni fruto. Podemos
asistir a la iglesia con regularidad y tener una doctrina perfecta, pero sin el
Espíritu Santo proveyéndonos agua, nos marchitaremos y moriremos.
Jesús habló abiertamente sobre las propiedades vivificantes
del Espíritu. "En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie
y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en
mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Juan
7:37-38). Al decir “ríos de agua viva”, Jesús se refería al Espíritu que los
creyentes recibirían más tarde.
Cuando el Espíritu de Dios viene, tenemos nueva vida. Sin el
Espíritu de Dios, tenemos que luchar con nuestro esfuerzo propio, que está
plagado de debilidad moral y tendencias pecaminosas. Pero cuando viene el
Espíritu, tenemos gozo, esperanza y poder. Nota que Jesús no se refiere a una
gota de agua sino a “ríos de agua viva”. Como un río, el Espíritu fluye, una
fuerza de poder que entra en nosotros y luego fluye para que podamos ser de
bendición para los demás.
Dios usa el agua como un símbolo del Espíritu Santo de una
manera ligeramente diferente cuando dice: “Yo seré a Israel como rocío; él
florecerá como lirio” (Oseas 14:5). Todos hemos presenciado la hierba y las
flores que brillan con diminutas gotas de refrescante agua. Al usar esta
metáfora, Dios está diciendo que Él será como el rocío, que se deposita en
silencio por la noche y cubre el suelo por la mañana. El rocío no puede
formarse cuando las condiciones del tiempo son demasiado calurosas o cuando el
viento es demasiado fuerte. Del mismo modo, no podemos ser refrescados por Dios
cuando estamos demasiado ocupados corriendo para todos lados.
Jim Cymbala comenzó la iglesia Brooklyn Tabernacle con menos
de veinte miembros en un pequeño y deteriorado edificio en una parte difícil de
la ciudad. Nacido en Brooklyn, es un viejo amigo de David y Gary Wilkerson.
Posted by World Challenge
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