miércoles, 28 de diciembre de 2011

Amor en la altura



“Jehová está en medio de ti; ¡Él es poderoso y te salvará! Se gozará por ti con alegría, callará de amor, se regocijará por ti con cánticos”. Sofonías 3:17.
Todos los pasajeros estaban acomodándose en sus asientos cuando entró en la aeronave un hombre que cargaba en sus brazos a un adolescente con discapacidad y trataba de atravesar el estrecho pasillo.
La madre del joven intentaba proteger que su cabeza no recibiera algún golpe, mientras su padre incómodamente colocaba a su hijo en el asiento de la ventana. El chico tenía poco control de su cuerpo. Parecía que con cada movimiento, el niño daba un lamento de dolor y eso impulsaba al padre a tratar de acomodarlo mejor.

Con su hijo momentáneamente callado, el señor limpió su frente, tomó un par de respiros y se sentó dando gracias por la ayuda y paciencia. Tan pronto se instaló en su propio asiento, el padre volvió a prestarle atención al joven. Masajeaba los brazos y piernas y acomodaba los almohadones. Luego de despegar, el chico se durmió pero su papá siguió revisando que todo estuviera en orden.

En el Salmo 17:8, David entendió qué era ser el objeto de tal amor paternal: “Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas”.

Un poco de turbulencia despertó al joven y él empezó a dar voces de dolor. Su padre puso su mano sobre su cabello y susurró: “Papi está aquí. Te amo. No tengas miedo”. Por un rato, siguió asegurándole al hijo que estaría bien.

Finalmente el chico se volvió a dormir, pero su papá seguía hablando palabras de consuelo. Aunque el niño no lo escuchaba, las palabras amorosas estaban ahí. Sofonías 3:17 dice: “Jehová está en medio de ti; ¡Él es poderoso y te salvará! Se gozará por ti con alegría, callará de amor, se regocijará por ti con cánticos”.
Yo estaba sentado al otro lado y mantuve mis ojos sobre ellos casi todo el rato. Empecé a darme cuenta que observaba a este hombre cuidar a su hijo y amarle como mi Padre Celestial lo hace conmigo. Aún cuando no me doy cuenta, mi Padre me asegura de su amor, me cuida, limpia mis lágrimas y me tiene en el centro de su atención.

Oración

Te pido oh Dios, que mantengas sobre mi ese amor inmenso y que sobre todo, en mis momentos de dolor yo pueda sentir que estás conmigo, que me amas, me proteges y tienes cuidado de mis necesidades. Te necesito tanto Señor y por eso te ruego que no quites tu mano de mi. En el nombre de Jesús, amén.

Escrito por Jeff Friend. Escritor invitado
Fuentes: Club 700

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