
El año pasado la revista Vogue publicó una
serie de fotos donde aparecían niñas con maquillaje sobrecargado, poses y
miradas que remedaban la sensualidad adulta. Estas fotos me remitieron
al caso de Suri Cruise, la hija de Tom Cruise y Katie Holmes, quien es
presentada por los medios de una manera muy ambigua como "referente de
la moda infantil".
Esta semana volví a
encontrarme con algo similar, pero esta vez en portada. Mi primera
reacción fue preguntarme si acaso las modelos adultas están dejando de
ser rentables para las publicaciones. ¿Y las niñas lo son? Si es así,
¿qué está ocurriendo con la imagen infantil en la cultura de consumo?
Las revistas de
chismes y moda siempre le han dedicado un espacio a los niños. La
diferencia es que ahora ya no se trata de consejos para la mamá joven
sino de mostrar cómo los niños son proyectados en el mundo adulto a
través de la moda y los hábitos de consumo. Esto no es un hecho aislado,
y en el caso particular de las niñas se trata de un fenómeno de
hipersexualización, en el que la industria y los medios de comunicación
juegan un papel fundamental.
La principal crítica es que la industria repite estereotipos que fomentan el sexismo.
No es la primera vez
que se cuestiona a la mancuerna industria-medios de comunicación al
respecto de los niños. De un tiempo a la fecha han surgido reflexiones
que ponen en evidencia el sexismo en los juguetes y la ropa infantil
(rosa princesa = niña / azul superhéroe = niño). Y
no sólo los sociólogos se manifiestan al respecto, los niños se dan
cuenta y lo dicen. Los juguetes no son inofensivos, por lo menos a nivel
simbólico; de tanto ver el binomio azul/rosa, creemos que esa división
es "normal" o "natural". Pero no es así.
Me pregunto si eso
mismo está ocurriendo con las niñas erotizadas de las revistas. ¿Se
trata de mostrarnos la imagen una y otra vez hasta que nos parezca algo
"normal"? Porque los artículos de las revistas de moda o chismes no
están dedicados a un público infantil, sino a los padres, tíos y abuelos
de los niños —sólo de rebote, el material llega a los niños que,
curiosos por naturaleza, hojean las revistas de mamá.
La hipersexualización de las niñas es un fenómeno social con varias aristas:
1. El mercado.
Hace un par de décadas que la industria se ha enfocado en el mercado
infantil, creando una serie de productos que van de la comida a la
vestimenta, pasando por los juguetes y hasta los programas de
televisión. Es precisamente en la televisión donde se proyectan modelos
de niños usando, comiendo o jugando con productos que los hacen
aparentemente felices. A muy temprana edad se siembra en ellos la
necesidad del consumo. Y muchos de los padres, a su vez consumistas
irreflexivos, no ven ningún problema en rodear a sus hijos de productos.
Con el pretexto de "darles lo que yo nunca tuve", tratan de compensar
carencias afectivas (suyas o de los niños). En otras palabras: el ciclo
de consumo perfecto. Este ciclo tiene un objetivo a largo plazo:
entrenar a los niños para que sean consumidores adultos ejemplares. Esos
niños, lejos de aprender la manera de resolver los conflictos
emocionales o los retos de la vida, terminan por relacionar un acto de
consumo con el alivio de la ansiedad. Así, cuando crecen, tienen pocas o
nulas herramientas para lidiar con la frustración. Y más adelante
construyen relaciones basadas en apariencias, marcas o estatus. Basta
con asomarse a los grupos de adolescentes para ver la segregación que
sufren aquellas chicas que no tienen el último modelito de pantalón o de
celular.
2. Los estereotipos femeninos.
Este aspecto va de la mano del primero. Desafortunadamente, la mayoría
de las marcas de ropa, maquillaje y accesorios, reproducen estereotipos
femeninos negativos, que van de la mujer como objeto decorativo (lindo,
sumiso, obediente, siempre dispuesto al placer ajeno), hasta llegar a la
mujer como objeto sexual. Es cierto que muchas de nosotras jugamos con
la ropa y el maquillaje de mamá, pero no era más que un juego, una
puesta en escena donde ensayábamos comportamientos e identidades. El
problema con la erotización precoz de las niñas a través de los medios
de comunicación, es que deja de ser un juego y se convierte en una
"aspiración" que presenta patrones de conducta que limitan las
posibilidades para que cada niña imagine y forme de manera creativa su
propia identidad.

La erotización infantil eleva el riesgo de problemas psíquicos y físicos - iStockphoto
3. Sexismo.
Los medios transmiten una cantidad increíble de mensajes, sin embargo,
los que suenan más fuerte no son precisamente los que fomentan la
compasión, el respeto o la curiosidad de los niños. La mancuerna
industria-medios de comunicación parece insistir en que hay uno, si
acaso dos modelos de mujer deseable. No exagero: en el departamento de
niñas de una tienda departamental me encontré con un corpiño talla 8 con
relleno. Y hace poco me invitaron a una fiesta infantil temática: spa y
pasarela. No tengo nada en contra del spa, el maquillaje y la ropa. Lo
que me llama la atención es que sea el mensaje dominante, a tal grado
que las niñas se obsesionen por su apariencia antes de aprender a andar
en bicicleta.
Hagamos preguntas
La erotización
infantil es un fenómeno que tiene fuertes implicaciones sociales. Más
que lamentarse, es necesario hacer preguntas: ¿por qué el mercado tiene
tanta prisa en despertar sexualmente a niños y niñas?, ¿qué productos y
mensajes repiten los esquemas sexistas?, ¿la erotización precoz de la
infancia es "normal" y/o "natural"? ¿Por qué usar a los niños en
campañas de publicidad?
De acuerdo con la
doctora Ana Salegui, miembro de la Asociación Española para el Estudio
de los trastornos de la conducta, "la edad de la adolescencia se está
adelantado artificialmente cada vez más (...) la erotización infantil
eleva el riesgo de problemas psíquicos y físicos a mediano y largo
plazo". De ahí que los trastornos de la conducta alimentaria y los
complejos estéticos aparezcan a temprana edad.
Un caso para contrastar: Los niños incómodos
Con motivo de las
elecciones presidenciales, la iniciativa privada realizó un video en el
que se recurría a decenas de actores niños y niñas para denunciar los
vicios de corrupción y violencia que imperan en la sociedad mexicana. No
faltaron las críticas al "uso y abuso" de los niños para transmitir un
mensaje semejante —que si aparecían con pistolas, que si fumaban, que si
era inmoral ponerlos a hablar con violencia... La polémica dio para
varias semanas de moralinas y reflexiones.
Me encantaría que se
armara una discusión semejante en otro tipo de publicidad menos
"escandalosa". Por ejemplo: casi nadie se queja de que los niños sean
utilizados una y otra vez para promocionar comida chatarra en el país
con mayor obesidad infantil en el mundo (fuente: UNICEF). Esta
indiferencia tiende a repetirse frente al fenómeno de erotización precoz
de las niñas, en una región donde la mujer es constantemente
violentada. Podemos sentarnos a llorar de impotencia. Pero también
podemos actuar, empezando por nuestra propia familia.
Por Luza Alvarado | Pasionaria –
Hay dos cosas que puede q t e molesten
ResponderBorrarPero primero los justos saben diferenciar lo q es bueno y malo, encambio tu mujer no diferencias que la belleza sea algo bueno y malo. Al contrario lo condenas cuando no lo es. Nuestro mundo se desarrollo gracias a mente libre y no al oscurantismo, lo q este mundo necesita es Rectificarse y disciplinarce. No podemos juzgar gustos, es como si te dijera adora ser monja pero tu projimo lo odia, ps no
debemos amarnos los unos a los otros debemos respetar los gustos de otras personas.
Recuerda q la palabra pecado significa inmoral o indebido. Osea si no cumple una ley te envia a prision es obvio. Y esta claro toda persona q actua con malicia y corrompe al resto ese es el que caera en el infierno es obvio, pero si lo hace por arte y por gusto no hay problema siempre y cuando no dañe a una persona.