viernes, 27 de julio de 2012

La noticia y el mensajerito



“Ten -dijo un señor rico a un muchacho-, coge este sobre y llévaselo al señor H.M. que vive en aquella casa”. 
Cuando el muchacho entregó el sobre, H.M. abrió los ojos. Apenas podía creer lo que veía. Allí dentro había una gran cantidad de dinero en efectivo, con la cual podía solucionar todos sus apremiantes problemas.

 Lleno de alegría, quiso recompensar al mensajerito, pero el muchacho dijo que no, que él sólo había cumplido con un encargo, que él era sólo un muchacho de mandados...

Son tres personajes: el hombre rico, el muchacho y la persona necesitada.

El hombre rico representa a Dios, y la persona necesitada es la figura de usted y la mía.

¿Y el muchacho, quién es?

Según entiendo, el muchacho es cualquier persona a quien Dios haga el encargo de comunicarnos a usted y a mí la buena noticia del reino de Dios.

El muchacho, en efecto, no era el dueño del dinero: él era sólo el mensajerito. Igual son los mensajeros actuales de la Buena Noticia: ellos no van a ofrecer una opinión personal o una teoría propia. La única razón de que ellos prediquen es que el Señor los ha enviado, les ha dado esa misión.

Y dice el evangelio de hoy (Marcos 6,4-13) que el envío implica la transmisión de una gran noticia, la cual posee ciertamente un contenido intelectual, pero consiste principalmente en la coherencia de la vida de los enviados, es decir, que ellos están viviendo lo que anuncian.

Nuestros mensajeros de hoy, desde el Papa hasta el más pequeño y humilde seglar transformado y sanado por el amor de Dios, han recibido el encargo de, por medio de la Palabra y de los Sacramentos, hacer llegar a nosotros el Reino de Dios y liberarnos de opresiones y congojas que nos roban la vida.

Ellos son los apóstoles de hoy, (“apóstol” significa “enviado”), y ellos no reclaman nada para sí mismos, sabiendo que todo el valor de sus personas está en la misión de amor que han recibido y en el poder de misericordia, de sanación y liberación con el que han sido bendecidos (Efesios 1,3).

LA PREGUNTA DE HOY ¿CÓMO SURGEN LOS MENSAJERITOS?

Es Dios quien los elige, quien los busca y quien los manda. “No me han elegido ustedes a mí -dice el Señor-, soy yo quien los ha elegido para que den fruto, y su fruto permanezca”.

Y les da amor por los demás.

“Quien no tiene amor por los demás no debe de ninguna manera iniciar el ministerio de la predicación” (San Gregorio Magno).

El Señor elige casi siempre a los que son sencillos y humildes. No llama a los capacitados, capacita a los que llama. Y el mensaje que transmiten con su vida (testimonio de vida) es para ellos un regalo de Dios, un privilegio y un sacrificio, puesto que tienen que morir a sí mismos, desasirse (desapegarse) de todo, y entregarse totalmente a Dios, sea cual sea su ocupación.

Entregando su voluntad a Dios, están en el mundo, pero no pertenecen al mundo; y dan gratis lo que han recibido gratis.

Es así como el Reino de Dios viene a nosotros.

¿Será posible que cuando venga a nosotros su Reino seamos todos mensajeritos…?

Por Luis García Dubus
Fuentes: Listín Diario de la Rep. Dom.

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