COMO EL CIEGO BARTIMEO

Mateo 20:

29 Y saliendo ellos de Jericó, le seguía gran multitude.
30 Y he aquí, dos ciegos sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
31 Y la multitud les reprendía para que callasen; pero ellos más clamaban, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
32 Y deteniéndose Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga?
33 Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.
34 Entonces Jesús, teniendo compasión de ellos, tocó sus ojos, y al instante sus ojos recibieron la vista; y le siguieron.

La historia de Bartimeo es de suma importancia y conviene que se analice. Este hombre junto al camino oyendo que era Jesús que pasaba, no dejó pasar la oportunidad.

Muchos de nosotros estamos junto al camino y vemos las oportunidades y las dejamos pasar de largo, la dejamos pasar; tal vez no es lo que nosotros deseamos, no es lo que nosotros estamos buscando.

Alguien dijo una vez, las oportunidades son calvas y hay que hagarrarla por los cabellos. Este ciego no perdió tiempo, este ciego hagarro con uña y diente su oportunidad.

Saben nosotros tenemos muchos dones, muchos talentos; pero algunos de nosotros no lo aprovechamos, pues nos enfocamos más en desarrollar lo que no tenemos y nos olvidamos de desarrollar lo que realmente tenemos.

Bartimeo no perdió tiempo, desarrolló su talento; desarrolló su oído, su olfato, su tacto, entre otro; es por eso que escuchó que Jesús estaba pasando; de lo contrario no hubiera escuchado nada.

Nosotros que tenemos nuestros sentidos en perfecta condición, nos enfocamos en los talentos que no tenemos para desarrollarlo y nos olvidamos o enterramos los talentos que tenemos y que podemos desarrollar.

Debemos copiar lo bueno que había en Bartimeo; no dejemos que las oportunidades pasen de largo, hagarrémosla; siempre y cuando vengan de de Dios. Enfoquémonos en lo que tenemos, desarrollemos el talento que tenemos; apreciemos más lo que realmente somos y tenemos.

Félix Abreu