Isaías 55:
9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
10 Porque como desciende de los cielos la lluvia, y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra y pan al que come,
11 así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, antes hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
En cierta ocasión escuche un testimonio de alguien que Dios lo envió a llevar una campaña evangelistica de cuatro días; este hombre no con nadie, solamente él.
El evangelista tomó su megáfono y partió para el lugar, al llegar al lugar encontró que era un lugar desierto, que nadie vivía en ese lugar, pero como tal obedeció.
Este hermano se echó su cuatro días de campaña, cantando, predicando y haciendo el llamado para ver si alguien quería aceptar a Dios y elaboraba la oración de arrepentimiento para aquellos que tal vez estaban; realmente todo lo que se hace en una campaña.
La realidad fue que nadie se convirtió, según él, esa campaña fue en vano; pero obedeció y se fue con la satisfacción del deber cumplido.
Pasaron muchos años y Dios volvió hablarle y lo envía al mismo lugar, al desierto para que vuelva a predicar en ese desierto. Al llegar al lugar encontró en el mismo lugar donde había predicado, una iglesia construida con muchos hermanos producto de su campaña.
Cuando Dios envía nosotros tenemos que obedecer aunque no entendamos lo que Dios está haciendo, debemos obedecer, siempre y cuando sea Dios quien nos envía y nosotros entendemos que es Dios.
Nosotros solamente podemos ver el presente, pero Dios puede ver nuestro presente y nuestro futuro. Nosotros somos como las fichas en un juego de ajedrez, donde Dios es el jugador principal y nos mueve para donde el quiera y desee, para cumplir su voluntad en nuestra vida.
En este juego, ya nosotros llevamos la de ganar, llevamos la delantera, pues Jesús ya gano en la cruz en del calvario y estamos seguro que al final le daremos el jaque mate.
Félix Abreu
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