BY RICK WARREN — En Génesis 32 nos dice que, Jacob había luchado toda la noche con un hombre, que realmente era Dios. Génesis 32:27 dice: “¿Cómo te llamas? —le preguntó el hombre. —Me llamo Jacob —respondió.” (NVI)
Que pedido
tan insólito. Obviamente Dios conocía el nombre de Jacob. Igualmente, cada vez
que Dios te pregunte algo, no es porque necesite información. Él ya sabe la
respuesta.
La
razón por la que Dios preguntó fue
porque quería que Jacob admitiera quien era. En la antigüedad, los nombres eran
escogidos por su significado, no por lo bonito que se escuchaban. Así, podrías
haberte llamado según la profesión que desempeñes, como panadero, carpintero o
herrero. Podrías llevar el nombre de un familiar o llevar el nombre de la
situación que estuvieras atravesando. Por ejemplo el nombre de Jabez significa
“dolor” debido a que nació en un parto doloroso.
Pero la
mayoría de los padres daban el nombre a sus hijos de acuerdo a su carácter. Y
cuando la gente pronunciaba sus nombres, ellos estaban diciendo que clase de
personas eran.
El nombre
de Jacob significa “embustero/mentiroso” ¡y él vivió según su nombre! Toda su
vida el mintió para conseguir lo que quería, yendo de conflicto en conflicto
porque él era un mentiroso. Un manipulador. Cuando Dios preguntó a Jacob por su
nombre, Él quería que Jacob se diera cuenta la clase de persona que era.
Aquí está
la parte más interesante de todo esto. Cuando Jacob dice, “Yo soy un
manipulador” Dios no se sorprendió. Él no le dijo: “¡Tienes que estar
bromeando! ¿Estoy peleando con un manipulador? ¿Cómo pude pasar por alto esto?
No lo vi venir. Dios ya sabía todo lo malo acerca de Jacob, de igual forma que
sabe todo lo malo de ti. - incluso las cosas que no sabes de ti mismo.
La Biblia
dice en Malaquías 1:2 “A Jacob lo he amado.” Me gusta este versículo porque me
da esperanza. Si Dios amó a Jacob quien era indigno de ser amado, era un ser
despreciable, manipulador, sinvergüenza. Tremendo bandido y mentiroso –
entonces Dios puede amar a alguien como yo también.
Si quieres
tener un cambio permanente en tu vida, deja de poner excusas y de estar
racionalizando y culpando a otros por sus fracasos. Se honesto con Dios y
contigo mismo y admite con humildad. “Yo soy el problema.”
¿Cómo Dios
responde a nuestro quebrantamiento? La Biblia dice, “El Señor está cerca de los
quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido.” Salmo 34:18 (NVI)
Reflexiona
sobre esto:
¿Qué crees
que Dios quiere que admitas acerca de ti mismo para que puedas avanzar en tu
recuperación?
¿Por qué es
tan difícil ser honesto con Dios, incluso sabiendo que El conoce todo acerca de
ti?
¿Qué es lo
que tienes que piensas que eres indigno de ser amado? Habla con Dios acerca de
esas debilidades, pídele ayuda, acepta su amor incondicional y deja que Él te
cambie.
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