LEA: 1
Samuel 28:5-6, 15-20 | Las comadrejas son conocidas por su capacidad de hacerse
las muertas: el cuerpo se les relaja, les cuelga la lengua y el ritmo cardíaco
disminuye. Después de unos 15 minutos, el animal se reaviva. Lo interesante es
que los expertos no creen que lo hagan intencionalmente para prevenirse de los
depredadores, sino que, de manera involuntaria, ¡se desmayan cuando se sienten
abrumadas o ansiosas!
Al final de
su reinado, Saúl reaccionó de manera similar ante el peligro: «cayó en tierra
cuan grande era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel; y estaba sin
fuerzas» (1 Samuel 28:20). Lo hizo cuando el profeta Samuel le dijo que los
filisteos atacarían Israel al día siguiente, y que Dios no iba a ayudarlos.
Como la vida del rey se había caracterizado por la desobediencia, la
precipitación y los celos, el Señor ya no lo guiaba (v. 16), y sus esfuerzos
por defenderse él mismo y a los israelitas serían inútiles (v. 19).
Tal vez nos
sintamos débiles y desesperados a causa de nuestra rebeldía o por las
dificultades de la vida, pero, aunque la ansiedad nos quite la fuerza, el Señor
puede renovarla si dependemos de Él (Isaías 40:31). Dios «no desfallece, ni se
fatiga con cansancio» (v. 28), y está dispuesto a extender su mano y
reavivarnos cuando no podamos dar un paso más.
El secreto
de la paz es poner toda ansiedad al cuidado de Dios.
Nuestro Pan
Diario
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