LEA: Salmo
13 | Esperar resulta siempre difícil; pero, cuando pasan días, semanas y meses
sin que nuestras oraciones parezcan tener respuesta, es fácil creer que Dios se
ha olvidado de nosotros. Quizá podamos enfrentar el día envueltos en sus
distracciones, pero, durante la noche, cuesta el doble luchar contra nuestras
ansiedades. Las preocupaciones parecen inmensas y los horas de oscuridad,
interminables. El agotamiento hace que parezca imposible enfrentar el nuevo
día.
El salmista
se angustiaba con la espera (Salmo 13:1). Se sentía abandonado, como si sus
enemigos estuvieran triunfando (v. 2). Es fácil desanimarse cuando esperamos
que Dios resuelva una situación difícil o responda una oración repetida varias
veces.
Satanás
susurra que el Señor nos ha abandonado y que nada cambiará. Tal vez seamos
tentados a caer en la desesperación. ¿Para qué molestarnos en leer la Biblia u
orar? ¿Para qué esforzarnos para adorar junto con otros creyentes en Cristo?
Sin embargo, en la espera es cuando más necesitamos nuestros salvavidas
espirituales, ya que estos nos mantienen aferrados al amor de Dios y nos
vuelven sensibles a su Espíritu.
El salmista
tenía un remedio: se centraba en todo lo que sabía sobre el amor de Dios,
evocaba las bendiciones del pasado y alababa deliberadamente al Señor, quien no
se olvidaría de él. Nosotros podemos hacer lo mismo.
Vale la
pena esperar a Dios; su tiempo siempre es el mejor.
Nuestro Pan
Diario
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.