Lo que
ahora vivo… lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí.
Gálatas
2:20
Se calcula
que en Francia cada año se suicidan unas 13.000 personas. En una encuesta
reciente, el número de adultos que reconocieron haber hecho una tentativa de
suicidio a lo largo de su vida se eleva al 8%; y casi 200.000 personas deben
seguir un tratamiento sicológico debido a estos actos desesperados. Estas
terribles cifras muestran hasta qué punto el hombre necesita tener una
verdadera razón de vivir.
A la salida
de una conferencia sobre la Biblia, cuatro jóvenes hicieron la siguiente pregunta
al orador: « ¿Para qué vivir?».
El
conferenciante respondió sencillamente: «Porque Dios los ama». Sólo él puede
dar un sentido a nuestra existencia. El hombre necesita a Dios y su amor para
vivir realmente. Si no los tiene o se aleja, su existencia no tiene sentido.
Pero Dios nos ama e hizo una gran obra a nuestro favor. “En esto se mostró el
amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo,
para que vivamos por él” (1 Juan 4:9). Aceptar el amor de Dios es recibir a
Jesucristo su Hijo, a quien entregó para nuestra salvación. Es reconocer que
Jesús murió en la cruz por mí.
Dios tomó
la iniciativa de amarnos y está esperando nuestra respuesta, que correspondamos
afirmativamente a un amor tan grande. “Nosotros le amamos a él, porque él nos
amó primero” (1 Juan 4:19).
« ¿Para qué
vivir?». Si hemos recibido a Jesús como Salvador, podremos decir como el
apóstol Pablo: “Los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y
resucitó por ellos” (2 Corintios 5:15).
Por: La
Buena Semilla.
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