Marcos
9.17-27 | Biblia en un año: Job 17-21 | En el pasaje de hoy, un padre le lleva
al Señor su hijo poseído por un demonio. Nada es más importante para este padre
que ver a su hijo sano, y cree que Jesús tiene el poder para hacerlo.
Cuando, por
fin, llega a Jesús, el padre experimenta una ligera vacilación en su fe. Le
pide: “Si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos”(Mr
9.22). Jesús, sintiendo la duda sutil del hombre, responde: “Si puedes creer,
al que cree todo le es posible” (Mr 9.23).
Sin
vacilar, el padre se da cuenta de la disparidad entre sus palabras y su acción,
y clama: “Creo; ayuda mi incredulidad” (Mr 9.24). ¡Qué extraña declaración!
¿Tenía fe o no este hombre?
Cuando
analizamos más, nos damos cuenta de que este padre estaba clamando al Señor con
toda honestidad. Sabía que no tenía sentido intentar “inflar” su fe delante de
Jesús. Reconoce humildemente que, aunque cree en el poder salvador de Jesús,
algunas cosas —tales como su preocupación por su hijo— pueden obstaculizar su
fe en Dios.
El Señor es
soberano sobre todas las cosas (Sal 103.19). ¿Cree usted que Él tiene el poder
de cambiar su vida? ¿Permite que las influencias externas afecten su confianza
en Jesucristo? Si es así, sea honesto con Dios en cuanto a su fe fluctuante,
pero recuerde siempre que el poder de Dios no fluctúa con nuestra confianza en
Él. No importa cómo nos sintamos, Dios tiene siempre el control.
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