Pedro utilizó un
«león rugiente» como metáfora de Satanás, ya que este es un depredador seguro
de sí mismo, que busca devorar una presa fácil (1 Pedro 5:8). Al tratar con
este adversario, los hijos de Dios deben estar atentos y colocarse «toda la
armadura de Dios». De este modo, pueden fortalecerse «en el Señor, y en el
poder de su fuerza» (Efesios 6:10-11).
La buena noticia es
que Satanás es un adversario derrotado. Aunque es poderoso, los que están
protegidos por la salvación, la oración y la Palabra de Dios no tienen por qué
paralizarse de miedo ante este león rugiente, ya que son «guardados por el
poder de Dios» (1 Pedro 1:5). Santiago 4:7 afirma: «resistid al diablo, y
huirá de vosotros».
Ningún mal puede
atravesar la armadura de Dios.
Nuestro Pan Diario
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.