LEA: Marcos 4:35-41 | A menudo, escuchamos decir: «La
realidad es lo que sentimos». Para los estadounidenses, esa idea tal vez nació
el 26 de septiembre de 1960, fecha del primer debate televisado entre dos candidatos
a presidente. Frente a las cámaras, John Kennedy parecía controlado; Richard
Nixon, nervioso.
La sensación era que Kennedy sería un líder más
fuerte. Ese debate no solo definió aquella elección, sino que también cambió la
manera de hacer política en los Estados Unidos. La regla de la época se tornó
en hacer política según las sensaciones.
A veces, la sensación es la realidad, pero no siempre;
en especial, cuando se trata de Dios. Mientras Jesús y sus discípulos cruzaban
el Mar de Galilea en un pequeño barco pesquero, una tormenta repentina
amenazaba hundirlo. Jesús dormía, y sus seguidores, a punto de entrar en
pánico, lo despertaron diciendo: «Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?»
(Marcos 4:38).
La pregunta de aquellos hombres suena parecida a las
nuestras. A veces, me da la impresión de que la aparente inactividad de Dios es
porque no le interesa lo que sucede. Pero su cuidado de mí va mucho más allá de
lo que yo puedo ver o medir. Nuestro Dios está profundamente atento a lo que
nos preocupa. Por eso, nos exhorta a dejar en sus manos todas nuestras cargas,
«porque él tiene cuidado de [nosotros]» (1 Pedro 5:7). Esta es la verdadera realidad.
Aunque no sintamos la presencia de Dios, su tierno
cuidado nos rodea por completo.
Nuestro Pan Diario
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.