LEA: Hebreos
5:5-14 |Cuando le dije a mi hijita que nos vendría a visitar un bebé de tres
meses, estaba encantada. Con un sentido infantil de hospitalidad, sugirió que
compartiéramos con él algo de nuestra comida; pensó que le gustaría una naranja
jugosa de la fuente que teníamos en la mesa de la cocina. Le expliqué que el
niñito solo podía beber leche, pero que, cuando fuera grande, tal vez le
gustarían las naranjas.
La Biblia
emplea un concepto similar para describir la necesidad de alimento espiritual
del creyente. Las verdades básicas de las Escrituras son como la leche; ayudan
a los creyentes nuevos a desarrollarse y crecer (1 Pedro 2:2-3).
En contraste,
«el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez…» (Hebreos 5:14). Los
creyentes que han tenido tiempo para digerir y entender los principios básicos
pueden avanzar e investigar otros conceptos bíblicos, y empezar a enseñarles a
otros estas verdades. Las recompensas de la madurez espiritual son el
discernimiento (v. 14), la sabiduría divina (1 Corintios 2:6) y la capacidad
para comunicar a otros la verdad de Dios (Hebreos 5:12).
Como un padre
amoroso, el Señor desea que crezcamos espiritualmente. Él sabe que alimentarnos
tan solo de leche espiritual no es lo que más nos conviene, y desea que
avancemos para poder disfrutar del sabor del alimento sólido.
Cuando la fe se
cultiva, hay crecimiento espiritual.
Nuestro Pan
Diario
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