Leer:
Marcos 10:13-16 | La Biblia en un año: Romanos 9:1-15 | Cuando el
maestro la llamó para que pasara al frente y analizara una frase en la pizarra,
Kathleen se aterrorizó. Como había cambiado de escuela hacía poco, no había
aprendido esa lección de gramática. La clase se rio de ella.
De
inmediato, el maestro la defendió: «¡Ella escribe mejor que cualquiera de
ustedes!». Varios años después, Kathleen recordó con gratitud aquel momento:
«Ese día, empecé a tratar de escribir lo mejor posible, como él había dicho».
Con el tiempo, Kathleen Parker ganaría el Premio Pulitzer.
Tal como
aquel maestro, Jesús se identificaba con los indefensos y los vulnerables.
Cuando los discípulos impidieron que los niños se le acercaran, se indignó y
les dijo: «Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis» (Marcos 10:14).
También alcanzó a un grupo étnico despreciado, al convertir al buen samaritano
en el héroe de su parábola (Lucas 10:25-37) y brindarle esperanza genuina a una
insatisfecha mujer samaritana (Juan 4:1-26). Protegió y perdonó a otra mujer
descubierta en adulterio (Juan 8:1-11). Además, aunque nosotros estábamos
perdidos, Cristo dio su vida para salvarnos (Romanos 5:6).
Al defender
a los vulnerables, los ayudamos a descubrir su potencial y reflejamos el
corazón amoroso de Jesús.
Señor, ayúdame a
reconocer a quienes
necesitan mi respaldo.
Es imposible amar a Cristo sin amar
a los demás.
NUESTRO PAN
DIARIO
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