China se ha convertido en una potencia mundial de primer orden y crece económicamente a un ritmo estratosférico. Pero mientras tanto, en su interior, todavía muy opaco, este país sigue anclado en una dictadura comunista en la que la defensa y protección de los derechos humanos más fundamentales sigue siendo inexistente. Estos no evolucionan como su economía y, además, se corre el riesgo de obviar estas violaciones debido al papel que el gigante asiático puede desempeñar en esta crisis económica.
La libertad religiosa es una quimera en China pese a la pantomima montada por el régimen con las iglesias patrióticas. Su fin es que estén sometidas al Partido Comunista y que todo esté controlado por ellos, nombramientos incluidos.
De ahí el temor y el odio a la Iglesia Católica, universal y cuyo centro es Roma, o a las comunidades evangélicas, a las que acusan de ser satélites de Estados Unidos. Por ello, aunque se disimule esta persecución y ya no se mate en masa a fieles y sacerdotes, muchos de ellos siguen detenidos e incluso desaparecidos.
Misioneros clandestinos en China
En una entrevista para la agencia Zenit un misionero europeo clandestino cuenta cómo se desarrolla su labor y relata los sufrimientos de los católicos chinos fieles a Roma. Su nombre se mantiene en el anonimato para evitar las represalias de la dictadura comunista.
Este sacerdote afirma que la visa para entrar a China tiene que ser siempre de turista. Evidentemente, no puede ir vestido de sacerdote puesto que está prohibida la actividad pastoral. "Hoy en día en China existe una cierta libertad de culto pero no religiosa", indica, puesto que sí se permite la Iglesia Patriótica, lo que ha generado graves problemas con el Vaticano puesto que es el mismo régimen el que nombra a los obispos
| Cuenta este misionero que "en las grandes ciudades todo pasa más desapercibido, no en cambio en los poblados, donde todos saben todo de todos y donde es más fácil ser denunciado por los mismos compatriotas". También habla de la Iglesia patriótica. "Está amordazada". Por ejemplo "no se puede hablar contra la política del hijo único, que significa aborto e infanticidio", sentencia.
Fe sincera de los perseguidos
La persecución durante décadas ha afianzado las convicciones de los católicos chinos. Se calcula que son apenas 21 millones de un total de 1.300 aunque en su opinión "es un número de fieles que aumenta y la situación de persecución hace que éstos sean muy sinceros".
Sobre el régimen dictatorial asegura que "el sistema tiene temor a la Iglesia, pues predica la dignidad y la verdad, mensajes que para el sistema son muy peligrosos pues el comunismo es de masa, arrollador, en el que uno no es nada. Las pocas gotas de agua que brotan son de la Iglesia Católica que recoge a los niños abandonados, en un país donde el aborto en tantos casos además de obligatorio es considerado normal".
Por ello, cuenta una experiencia que le ocurrió en un retiro clandestino. "Allí una señora trabajadora en la sanidad me confió que estaba embarazada. Yo le dije que era una alegría. Ella precisó llorando que en el hospital tienen que llevar el control del embarazo y por lo tanto si no abortaba iba a perder su trabajo, pero ella estaba decidida a proteger a su niño". Y es que estas reuniones conllevan un gran peligro para estos fieles. Es lo que le ocurrió a Joseph WangHu, arrestado por hablar de religión a unas personas. "Ahora se encuentra en libertad controlada y tiene que participar en clases de adoctrinamiento político".
Presión internacional a China
La detención y la desaparición de obispos y religiosos no es algo inusual. Ocurren cada cierto tiempo y cuando diplomáticos extranjeros o la Santa Sede exigen información sobre ellos la respuesta es siempre la misma: "no sabemos dónde están". Ahí se acaban sus explicaciones.
En otra reciente entrevista, el secretario de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos, el chino Savio Hon Tai-fai, exigía la liberación de los sacerdotes y obispos chinos. "Han desaparecido por motivos religiosos y sus familias y allegados nos hacen llegar algunas noticias que consiguen obtener". Destaca además que "nuestra fe nos enseña que estos sufrimientos tienen un gran valor salvífico. Estos mártires, modelo de heroísmo para todos los creyentes del mundo, hacen nuestra evangelización fecunda"
De este modo, este prelado chino recuerda que las noticias de "los arrestos, de las desapariciones, de las detenciones en los campos de trabajo o en los cuarteles de la policía" deben causar un perjuicio a China por lo que pide a Occidente que siga presionando a la dictadura. "Aunque no se obtenga ninguna respuesta satisfactoria es necesario perseverar porque esto incita a las autoridades chinas a no volver a cerrar este dossier arriesgando así empañar todavía más la imagen de China a nivel internacional".
Libertad Digital
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