viernes, 16 de marzo de 2012

Sus adolescentes deben tener su propia fe



Extraño cuando era una niña y sólo creía. Ahora, todo está lleno de explicaciones y dudas, y tratando de salir de ese cuestionamiento. Por algún motivo, hace mucho tiempo, dejó de ser algo simple. Sólo quiero que se trate de mí y de Dios”, dice Amanda de 17 años.



Su adolescente quizás esté preguntándose cosas difíciles, como: “¿Por qué no puedo sentir a Dios?”, “¿En qué creo realmente?”, “¿Dónde está Dios cuando mi mundo se derrumba?”. Si lo hacen, no están solos. Aun los discípulos (hombres llamados al ministerio extremo) lucharon con estas inquietudes. Ellos vieron milagros realizarse frente a sus ojos, se encontraron con personas religiosas que no actuaban de manera santa y, fueron perseguidos por sus creencias. Entre más tiempo pasaban con Jesús, más entendían las respuestas diarias y surgieron aun más preguntas. Esto no es distinto para un joven creyente. Lo que el adolescente escucha de su pastor puede ser muy diferente de lo que se oye de las amistades. Los jóvenes deben vivir con sus convicciones en un mundo que no siempre les comprende. En medio de esta complejidad, deben entender lo que es verdad y moda.

Muchos padres de familia creen que ir a la iglesia es suficiente, pero no podemos obviar recientes estudios que muestran que chicos universitarios o en sus 20’s están abandonando la fe cristiana, una vez que se independizan, a pesar de fuertes niveles de actividad espiritual durante su adolescencia. El estar involucrado en la congregación no siempre significa que habrá una relación vivaz con Dios en los próximos años.

En lugar de criar excelentes niños de iglesia, nuestra oración debe ser motivada en que tengan una relación duradera con Cristo que se mantenga firme al pasar los años. A pesar de que no se puede forzarlos a una comunión con Dios (eso quita la intimidad), usted sí puede ayudar al joven a entender algo que confunde el tema de fe:

 |Vivir por sentimientos |El vivir su fe por emociones sucede cuando Dios es tan grande o tan pequeño como la previa experiencia. El joven experimenta a Dios y casi vuelan, pero tan pronto comenten un error se desmoronan. No adora a Dios con su servicio o en su vida diaria, porque se siente indigno. Cuando la fe se trata de sentimientos, existe el peligro de que cuando el joven ya no “siente” a Dios, sea tentado a seguir impulsos propios en ese momento.

 |Hágale saber a su adolescente que Dios es mayor que nuestras emociones. En Efesios 1:19 dice: “y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos…”.

Cuando un joven pone su confianza en sus sentimientos, aprende a creer en sus emociones o circunstancias en lugar de la verdad bíblica. Aun cuando el adolescente parece estar haciendo lo “correcto”, a veces van a tener que lidiar con esos sentimientos, porque por ejemplo: si el mejor amigo se aleja o la familia enfrenta algo difícil, el amor de Dios se mantendrá firme. Él estará ahí para acompañar a su hijo(a) en medio de ese momento duro.

Quizás se equivocó, todos saben que hizo algo mal. Si él permite que la opinión de la gente o la vergüenza lo alejen de adorar a Dios, él ha hecho que Dios se haga tan pequeño como sus sentimientos. Ayude a sus jóvenes a entender que tienen la libertad de alabar a Cristo, porque Él es el único que puede guiarlos por la senda correcta. El adolescente puede ser honesto con Dios, encontrar perdón y buscar las respuestas que necesite para tomar una mejor decisión la próxima vez. Vivir su fe de esta forma les ayuda a descubrir que el cristianismo se trata más de Dios que de nuestras emociones.

Aplicación: Si su hijo(a) está luchando para definir su fe, ore por ellos. Y viva usted su fe frente a ellos; no con palabras sino en su propio caminar íntimo con Dios, al pasar tiempo con Él y dejarlo moldear su vida. Hay tantos mensajes confusos en el mundo; pero créalo o no, sus jóvenes están escuchando los sermones callados de su vida.

Fuentes: Club 700

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