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Filipenses 4.6 | La ansiedad no solamente es una sensación incómoda; también
tiene consecuencias negativas. Por ejemplo, el razonamiento se nubla cuando es
invadido por la inquietud. Por eso, una persona ansiosa tendrá problemas para
tomar decisiones sabias. El temor al fracaso puede también llevar a postergar
la realización de las cosas, o a la falta de productividad. Los temores pueden
ser devastadores para el crecimiento personal y espiritual, las relaciones y el
trabajo.
Por tanto,
vencer el temor es importante, y para ello hay que . . .
1. Identificar el temor. Hágase estas preguntas: ¿Cuáles son
las circunstancias que rodean mis sentimientos? ¿Qué los provocó?
2. Acudir al Señor. Recuerde que Dios le ama, y desea tener una
relación cercana con usted. Él tiene el control soberano de su situación; por
tanto, traiga a Él su temor.
3. Reprenda el temor delante de Dios. Usted tiene la autoridad y el poder
en el nombre de Jesús para rechazar lo que no provenga de Él. Medite en pasajes
como Mateo 10.31 y Proverbios 1.33. Deje que la verdad de Dios reemplace
cualquier pensamiento negativo.
4. Aférrese al Padre celestial. Quite su enfoque de sus
circunstancias, y mire a Aquél que promete su ayuda. La Biblia nos dice: “No
temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te
esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia” (Is 41.10).
Las
circunstancias son externas y, por lo general, van más allá de nuestro control.
Pero la manera en que respondemos se origina dentro de nuestro ser. Es
asombroso cómo los temores disminuyen en la presencia del Padre celestial.
(EN
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