Todos en
algún momento determinado hemos recibido una promesa de parte de Dios, e
independientemente de la promesa que hemos recibo todos quisiéramos verla
cumplida en el menor tiempo posible.
Y es que
por alguna razón no nos gusta esperar, todo lo queremos apresuradamente,
pareciera que el periodo de espera a veces se hace tan largo que le tenemos hasta
temor y muchos lastimosamente en ese periodo dejan de creer que recibirán lo
que un día se les prometió.
Hay muchas
personas que en el periodo de espera han optado por alejarse de Dios y eso lo
único que ha hecho es alargar aun más la espera. No podemos ir por la vida
tratando de condicionar a Dios diciéndole o actuando de tal manera que si no
nos responde cuando nosotros queremos nos alejaremos de Él. Recuerda que Dios
sin nosotros, seguirá siendo Dios, nosotros sin Dios no somos nada, eh allí la diferencia
tan importante.
Quizá hoy
te encuentres en un periodo de espera, quizá ya pasaron muchos días, semanas,
meses o hasta años, y no has visto la promesa cumplida, ¿Significa que no se
cumplirá? O ¿Simplemente aun no es el momento?, quiero pensar que no es el
momento, quiero pensar que Dios siempre tiene los tiempos medidos y que mi
función no es estar expectante de cuándo y cómo sucederá, sino más bien el de
deleitarme en su presencia y seguir alabándolo aun cuando no me respondiera.
Y es que
Dios toma muy enserio esa alabanza que damos cuando las cosas no están saliendo
como quisiéramos, porque esa alabanza es realmente verdadera, porque alabar a
Dios en los momentos de éxito y bendición es muy fácil, pero alabar a Dios en
medio del desierto, en medio del anonimato o en medio de la tribulación no lo
es tanto.
¿Cómo está
siendo tu actitud frente al periodo de espera?, ¿Estas alabando a Dios en medio
de las circunstancias adversas?, ó ¿Estas quejándote, reclamando y hasta
amenazando a Dios si no te contesta cuando tu quieres o cuando tú crees que
necesitas la respuesta?
Hoy quiero
invitarte a que dejes de enfocarte en la respuesta que esperas y comiences a
adorar a Dios independientemente del momento que estés viviendo, cuando lo
adoras tus fuerzas son renovadas, cuando lo adoras tu fe se fortalece, su Santo
Espíritu te llena y consigues nuevas fuerzas para seguir adelante.
No sé
cuando Dios te va a responder, ni siquiera sé cuando Dios me responderá a mí,
pero lo que si te puedo decir y te quiero invitar es que juntos podamos
levantar nuestro rostro en alto y ver al cielo para adorar y alabar a nuestro
Señor, porque independientemente del momento que estamos pasando DIOS SE MERECE
TODA NUESTRA ADORACIÓN.
Dios tiene
cada tiempo medido, en su agenda está escrito el día, la hora, el momento y el
lugar de las respuestas que necesitamos. Dios no tiene prisa para responder,
porque Él no basa su respuesta en un reloj humano, sino en un reloj celestial
que está regido por su perfecta voluntad que como resultado dan respuestas
idóneas en un tiempo humano perfecto.
Nuestra
tarea en medio del periodo de espera es mantener una actitud que agrade a Dios
porque solo eso nos puede mantener firmes en medio de cualquier circunstancia.
No te
desesperes, y en su lugar confía en que Dios siempre tiene las mejores
respuestas en los momentos más perfectos.
¡Dios nunca miente y siempre cumple!
“Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para
siempre; No desampares la obra de tus manos.” Salmos 138:8 Reina-Valera 1960
Por Enrique
Monterroza (DEVOCIONAL DIARIO)
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