Leer:
Romanos 13:10-14 Hace unos años, un
amigo y yo partimos para escalar el monte Whitney, de 4.421 metros de altura,
el más alto de Estados Unidos continental. Una noche, llegamos al pie del
cerro, extendimos nuestras bolsas de dormir en el campamento y tratamos de
descansar antes de empezar el ascenso al amanecer. Para escalarlo, no se
requiere ninguna técnica, sino que solo hay que hacer una caminata larga y
agotadora en subida constante de unos 18 kilómetros.
Aunque el
ascenso era complicado, fue también emocionante; con vistas asombrosas, lagos
azules hermosos y laderas fértiles. No obstante, el sendero se tornó largo y
cansador; una prueba para las piernas y los pulmones. A medida que el día
declinaba y el sendero parecía estrecho e interminable, pensé en volverme.
Sin
embargo, veía ocasionalmente la cima y me daba cuenta de que cada paso me
acercaba más allí. Con solo seguir caminando, llegaría. Ese pensamiento me
mantuvo andando.
Pablo nos
asegura: «ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando
creímos» (Romanos 13:11). Cada día, nos acercamos más a aquel momento en que
«llegaremos a la cima» y veremos el rostro de nuestro Salvador. Este es el
pensamiento que nos mantiene avanzando.
Ahora vemos a
Jesús en la Biblia; un día, lo veremos cara a cara.
NUESTRO PAN
DIARIO
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