Lucas
18.1-8 | Nos gusta que las cosas sean sencillas: seguir algunos pasos, y
alcanzar el resultado elegido. La oración, sin embargo, no puede ser reducida a
una simple fórmula. No es una actividad estática, donde la repetición de
ciertas palabras trae la solución deseada. Es una comunicación permanente con
el Padre celestial que implica escuchar, hablar y actuar de acuerdo con lo que
Él nos diga.
Dios ha
prometido responder las oraciones de sus hijos, pero normalmente espera antes
de respondernos, y lo hace por muchas razones.
Preparación. A veces, Dios tiene que prepararnos para que
podamos recibir lo que quiere darnos. Podemos tener algunas actitudes o
comportamientos fuera de su voluntad (Stg 4.3). Él se ocupará de ellos antes de
concedernos nuestra petición.
Crecimiento espiritual. El Señor puede usar la demora para
poner a prueba nuestra fe o hacer más profunda nuestra relación con Él.
Momento oportuno. El cronograma de Dios normalmente no coincide
con el nuestro. El Señor sabe lo que quiere lograr en nuestra vida espiritual y
en nuestra relación con Él. Podemos confiar en que Dios hará buen uso del
tiempo que hay entre nuestra petición y su respuesta.
Dios
incluye la demora como parte de la vida de oración del creyente. En ciertas
situaciones, tenemos que seguir clamando como lo hizo la viuda perseverante,
antes de que Dios nos responda (vea Lc 18.1-8).
Jesús nos
llama a “pedir, buscar y llamar” —un estilo de vida caracterizado por la
confianza en la promesa de Dios de responder a sus hijos. ¿Qué tan perseverante
es usted?
Biblia en un año: Génesis 42-45
Fuente: En
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