Leer: 2
Timoteo 4:9-18 | La Biblia en un año: Mateo 5:1-26 | Entre la pila de
correspondencia posterior a la Navidad, descubrí un tesoro: una tarjeta hecha a
mano y pintada en cartulina reciclada. Unas sencillas pinceladas de acuarela
evocaban un paisaje invernal con colinas adornadas de pinos. En la parte
inferior, enmarcado en bayas rojas de acebo, aparecía este mensaje manuscrito:
¡La paz sea contigo!
El artista
era un amigo mío que estaba preso. Mientras admiraba su obra, ¡me di cuenta de
que hacía dos años que no le escribía!
Hace mucho,
otro prisionero fue desatendido mientras aguardaba en la cárcel. «Sólo Lucas
está conmigo», le escribió el apóstol Pablo a Timoteo (2 Timoteo 4:11).
«Ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon» (v. 16). Aun así,
Pablo encontró ánimo incluso en la prisión, y escribió: «Pero el Señor estuvo a
mi lado, y me dio fuerzas» (v. 17). Sin duda, el apóstol experimentó la
angustia del abandono.
Al dorso de
esa hermosa tarjeta de Navidad, mi amigo escribió: «Que la paz, el gozo, la
esperanza y el amor que trajo el nacimiento de Jesús sean contigo y los tuyos».
Y firmó: «Tu hermano en Cristo». Puse la tarjeta sobre la pared para acordarme
de orar por él. Después, le escribí.
Durante
este nuevo año, acerquémonos a los hermanos que se sienten más solos.
¿Qué puedo hacer para alcanzar a
los que se sienten solos?
Fuente:
Nuestro Pan Diario
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