sábado, 16 de enero de 2016

Disfrutar de la vida


Un hombre rico y emprendedor se horrorizó cuando vio a un pescador tranquilamente recostado junto a su barca contemplando el mar y fumando apaciblemente su pipa después de haber vendido el pescado.

-¿Por qué  no has salido a pescar? le preguntó el hombre emprendedor.

-Porque ya he pescado bastante por hoy...¡-respondió el apacible pescador.

-¿Por qué no pescas más de lo que necesitas?

-Insistió el industrial.

-¿Y qué iba a hacer con ello? -preguntó a su vez el pescador.

-Ganarías más dinero. Fue la respuesta. Podrías poner un motor nuevo que haría más potente a tu barca.

Y podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que sacarías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas. Y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico y poderoso como yo.

-¿Y qué haría entonces? -preguntó de nuevo el pescador.

-Podrías sentarte y disfrutar de la vida respondió el hombre emprendedor.

-Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento? -respondió sonriendo el apacible pescador.

¡Eso es precisamente lo que hago!

Contentarse con la vida que Dios nos ha concedido es disfrutar la mayor de las riquezas.

I Timoteo 6:6 “Un hombre, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento”.


Fuente: Renuevo de Plenitud

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