Leer: Salmo 32:1-11 | La Biblia en un año:
Mateo 21:1-22 | El día en que mi hija menor volaba de Múnich a Barcelona, abrí
mi página favorita de seguimiento de vuelos, para ver por dónde iba. Después de
ingresar el número de vuelo, la pantalla de mi computador mostró que su avión
había cruzado Austria y bordeaba la parte norte de Italia. De allí,
sobrevolaría el Mediterráneo, al sur de la costa francesa, en dirección a
España, y llegaría puntualmente. ¡Solo faltaba que me dijeran qué estaban
sirviendo para comer las aeromozas!
¿Por qué me interesaba dónde y cómo estaba
mi hija? Porque la amo. Me importa quién es, qué hace y hacia dónde se proyecta
su vida.
En el Salmo 32, David celebra la maravilla
del perdón, la guía y el interés de Dios para con nosotros. A diferencia de un
padre humano, el Señor conoce cada detalle de nuestra vida y las necesidades
más profundas de nuestro ser. Nos promete: «Te haré entender, y te enseñaré el
camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos» (v. 8).
Independientemente de cuáles sean las
circunstancias hoy, podemos descansar tranquilos en la presencia y el cuidado
de Dios porque «al que espera en el Señor, le rodea la misericordia» (v. 10).
Querido Señor, gracias porque, en tu amor, me
cuidas y me guías cada día por tus caminos.
Nunca estamos fuera de la mirada y el
cuidado amoroso de Dios.
NUESTRO PAN DIARIO
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